Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- Traspasa los barrotes y es una realidad que muestra a la tuberculosis sin exclusividad en la comunidad penitenciaria. Se ignoran las cifras oficiales en Lara, pero las consultas en centros privados han aumentado de un caso cada tres meses, a 10 pacientes al mes. Una alarma que retumba entre ese avance que puede ser extrapulmonar y diseminarse en otros órganos.
El gremio médico pide cerco epidemiológico y el diagnóstico a tiempo que pueda frenar las complicaciones en esta enfermedad que llega a ser terminal.
Según el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), se registraron 126 presos fallecidos en 2021, de los cuales 90 fueron por desnutrición y tuberculosis. La neumonóloga María Gabriela Ghini, explica que esta bacteria que generalmente ataca los pulmones suele bajar las defensas del organismo e incluso ingresar por los pulmones, pero desarrollarse en el cerebro, intestinos y hasta en la piel. Lamenta que este año se han incrementado los casos y que de atender solo un paciente cada tres meses, pasó a 10 al mes. Un registro que amenaza ante el desenfreno de esta enfermedad entre la colectividad.
Confirma que en el hospital Luis Gómez López pueden ser atendidos, para realizar diagnóstico y emitir el tratamiento en caso de ser pulmonar o diseminada, que se extiende por seis meses. Resalta la importancia de cumplirlo al píe de la letra para evitar que sea resistente y reitera que son más vulnerables aquellos pacientes diabéticos, con VIH o alguna otra enfermedad que los mantenga inmunosuprimidos.
Cualquier órgano puede ser vulnerable, pero es más común la tuberculosis pulmonar, intestinal y meningea. Lo más importante es que el paciente tenga el diagnóstico a tiempo y pueda cumplir con el tratamiento. Se puede mantener la calidad de vida, pero con el debido control.
«¡No es posible que tenga tuberculosis en la piel!», fue la negación de una paciente que ignoraba la existencia de este tipo de afección. Cuenta que mantiene el tratamiento que arrancó a comienzo de 2022 y es suministrado a diario en el centro asistencial. Jamás pensó que la celulitis en el brazo terminaría con ese diagnóstico en el hospital Luis Gómez López. Pensaba que por su condición diabética le costaba cicatrizar, pero la lesión empeoró y la biopsia le confirmó esta enfermedad que terminó alojada en su piel. Fue tratada a tiempo y ya se encuentra mejorando, con la estricta vigilancia médica.
Ruy Medina, exdirector regional de salud, precisó que conociendo los riesgos con la comunidad penitenciaria afectada por esta enfermedad, se debe mantener el cerco epidemiológico. «La cadena puede ser muy larga de transmisión, incluso con personas que no tengan familiares detenidos», resalta de como puede terminar circulando en la calle, en el hogar y hasta en planteles educativos.
Insiste en esa cadena epidemiológica que debe ser rigurosa desde los focos fundamentales, para así luego confirmar con los diagnósticos. Reconoce que entre los tipos de tuberculosis diseminadas figuran entre los más usuales como la intestinal y hasta meningea.
Los especialistas coinciden en ese llamado de atención a las autoridades sanitarias, para la garantía de la protección en colectivo. Además de la prevención individual para evitar los riesgos de ser contagiado y llevar la enfermedad a los más cercanos.