viernes, 22 noviembre 2024
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Un error que padecen sus pulmones

Jennifer Orozco | LA PRENSA.- El 20 de abril, Adrián (nombre ficticio) salió de la casa de su mamá adoptiva en Cabudare, Palavecino, hasta la casa de su madre biológica, en La Paz, al oeste de Barquisimeto. El jovencito de 20 años vio que toda la ciudad estaba encendida con las protestas contra el gobierno y no quiso dejar a su mamá adoptiva sola, así que a las 6:00 de la tarde decidió agarrar rapidito para salir de la barriada.

Por cosas del destino, en la misma cuadra donde estaba Adrián esperando carrito por puesto sin ningún tipo de compañía, pasó un grupo de jóvenes que supuestamente estaban huyendo de varios funcionarios de la Guardia Nacional, tras incendiar un módulo policial. Cuando los militares llegaron a la parada, agarraron a Adrián y lo esposaron. -Yo no hice nada, que les pasa, que hice-, gritaba el chamo, pero los castrenses no lo escucharon. El chamo estaba en el lugar y momento equivocado, lo habían confundido con un protestante.

Adrián llamó a su mamá biológica tras llegar al destacamento, pero la señora le dijo que no tenía plata para sacarlo y más nunca supo de ella. En cambio su madre adoptiva le llevaba a diario comida por dos meses, hasta que en junio le dictaron una rápida sentencia,- ataque al centinela, terrorismo y asociación para delinquir-. Adrián ni siquiera sabía el significado de aquellas palabras, pero sonaron tan duras que el muchacho cayó en depresión.

Al siguiente día fue trasladado hasta el centro penitenciario Fénix. Desde ese día la salud de Adrián desmejoró en un santiamén. En menos de 4 meses rebajo 20 kilos, se le cayó el cabello y le comenzó una gripe que jamás se curaba.

Tiene tuberculosis-, le dijeron a la mamá adoptiva de Adrián cuando llegó al hospital central, tras una llamada de emergencia que le hiciera una vecina suya que es custodia en el penal. La señora lo ha gastado – todo- dice, desde su pensión, hasta el dinero que se gana vendiendo bambinos y tetas en su casa en Cabudare.

El diagnóstico para Adrián es severo. Tiene congestionado un pulmón, fiebres altas, cuadro de tuberculosis complicado, asma bronquial y depresión.

Aun así el chamo, después de 20 días en el Hospital Central volvió a la celda. Su mamá adoptiva va a diario, le lleva comida, agua y las medicinas que se le piden.- Los custodios no son malos, muchos saben que vengo todos los días casi que sin pasaje, por eso le llevan la comida a mi hijo, a ver si se repone.-

Adrián aún le faltan casi 4 años de pena por pagar. El muchacho era estudiante de la Unefa, tenía novia, sueños y metas. Todo eso cambió por un error.

-Solo espero que mi muchacho salga de esta y pueda estudiar y graduarse. Sé que será difícil la vida con los antecedentes que le quedan, pero espero que la gente entienda que no hizo nada malo y que fue un error político. Ojalá vea a mi muchacho terminar los estudios, casarse y lograr mejorar su vida. Yo lo estoy criando desde que tiene 3 años que su mamá no lo quiso más. Pero él sabe que yo si lo quiero y aquí, afuera del penal, lo estaré esperando todos los días.-

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