Euseglimar González | LA PRENSA de Lara.- A diario la sangre se derrama en Lara. Cincuenta y cuatro personas han muerto en lo que va de año por hechos violentos, siendo los cuerpos de seguridad de la región quienes registran más muertes por resistencia a la autoridad, según registros que a diario lleva LA PRENSA.
Durante los 44 días del año, 48 personas murieron por heridas causadas por arma de fuego, mientras que por arma blanca fueron cuatro y por objeto contundente dos. En los primeros dos meses de 2020, 39 hombres murieron en manos de los cuerpos de seguridad, siendo las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) los más letales.
Según las cifras que lleva LA PRENSA en el estado murieron 20 hombres en manos de las FAES, nueve por el Cicpc, siete por las brigadas de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), dos por Polilara y uno por la Policía Municipal de Iribarren. Las 39 personas, supuestamente, murieron tras enfrentarse a las comisiones.
Mientras que 15 personas murieron por ajustes de cuentas, secuestro y hechos pasionales. En enero fue asesinado Óscar Armando Méndez Escalona (26) tenía un mes y 11 días de haber salido libre del Centro Penitenciario David Viloria, «Uribana» y lo mataron a tiros dentro de un rancho.
El hecho ocurrió en el barrio Atilio Ravicini. Méndez estaba en el rancho cuando los delincuentes irrumpieron en la vivienda y le dispararon.
«Azotes»
La mayoría de los hombres muertos por supuestos enfrentamientos, fueron señalados por los cuerpos de seguridad como azotes de barrio, además tenían registros policiales por diferentes delitos.
Uno de los casos más recientes fue la muerte de Luis José Peña Pacheco (25), alias «Gato», quien fue señalado de ser un presunto violador en serie y murió el fin de semana pasado, tras un enfrentamiento a tiros contra funcionarios de la Subdelegación San Juan del Cicpc.
En otro hecho murió Luis Fernando Hurtado Mercado, de 23 años. Funcionarios de las FAES lo buscaban por, presuntamente, ser un azote en el barrio El Carmen, en el noroeste de la ciudad, sitio en donde residía su madre. El chamo tenía registros policiales; uno de ellos por hurto, pero su madre desmintió la versión policial y aseguró que él no se enfrentó a la comisión.