José D. Sequera. – LA PRENSA de Lara .- Los 15 días que duró «El Diablo de la Silverado» enconchado en el sector Pie del Tiro de Mérida, los dedicó para buscar un trabajo que le devengara dinero y así escapar a Colombia, a pesar de la alerta roja liberada en su contra por la Interpol tras cometer el monstruoso asesinato de Frarianny Quiroz (30).
Antes de llegar a Mérida, Pablo Sánchez (52) pernoctó dos noches en Guanare en casa de unos conocidos cristianos, y fueron ellos quienes contactaron a un pastor evangélico de Mérida y le preguntaron si podía recibir a un hombre (Sánchez) en su casa que pretendía hacer «un ayuno a favor de Dios para purificar su alma», pero la verdadera intención era muy distinta.
El pastor aceptó y para el mediodía del 17 de agosto, «El Diablo de la Silverado» ya estaba en el Terminal de Pasajeros de Mérida con su maleta, llena con dos mudas de ropa, un par de zapatos y artículos de aseo personal.
Sánchez llegó a pie al recodo montañoso Pie del Tiro, con menos de dos mil habitantes. En una humilde casa pintada de blanco, de dos plantas y con vista a la cordillera de Los Andes, el pastor lo recibió. En su bienvenida, el prófugo omitió su pasado; sólo contó que su misión era «estar más cerca de Dios».
Durante los primeros cuatro días que «El Diablo de la Silverado» estuvo en esa casa, pidió no ser molestado ni interrumpido mientras «ayunaba», según una fuente ligada a la investigación, cuando en realidad lo que estaba era planeando la manera de conseguir dinero para escapar hasta la frontera colombo-venezolana.
En esas casi 90 horas que Sánchez duró en su cuarto encerrado, se comunicaba continuamente con su círculo íntimo, integrado por dos hermanos y un tío, para pedirles dinero porque el que le quedaba no era suficiente. Al no tener respuesta positiva de sus familiares, el asesino tuvo que cambiar de plan.
Desde el quinto al noveno día en Mérida, Pablo Sánchez tenía una sola idea: buscar un empleo. Durante esos días salió de su cuarto, abandonó el «ayuno» y comenzó a primero buscar trabajo como obrero de construcción o jardinero. Los primeros días intentó en Pie del Tiro y después bajó más de cinco kilómetros hasta el casco central de la ciudad de Mérida para probar suerte.
Sin embargo, por su aspecto descuidado y la poca información que daba sobre su vida personal «El Diablo de la Silverado» no encontró empleo. Con el pasar de los días, el pastor creía que la actitud del asesino era sospechosa, razón por la que cuando él tenía una semana en Pie del Tiro, le dijo que ya no podía dormir bajo su techo, ofreciéndole el garaje.
El desespero económico ahogaba a Sánchez y fue así que en el transcurso de la semana siguiente, planeó entrar a la casa del pastor para amarrarlo (si era posible matarlo) y lograr robar todo lo que pudiese vender para así ir a Colombia, corriendo el riesgo de ser atrapado por la Interpol, debido a la alerta roja emitida en su contra.
Pero ese plan lo frustraron funcionarios del Cicpc Lara, cuando lo abatieron el pasado domingo en la madrugada.
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