Agencias | LA PRENSA DE LARA.- A tres meses de finalizar su periodo constitucional, Erika Farías renunció el 26 de agosto de 2021 a su cargo de alcaldesa del municipio Libertador del Distrito Capital. Su carta de dimisión, firmada a las 4:13 pm, fue aceptada por el Concejo Municipal de Caracas, que de inmediato nombró como encargada a la presidenta de la cámara, Beatriz Rodríguez.
«Venezuela transita hacia una nueva batalla electoral el próximo 21 de noviembre en la que debemos garantizar que los espacios de poder de elección popular se mantengan bajo la conducción del proceso bolivariano», explica en su carta.
Farías cierra así un ciclo de cuatro años como gobernante de la capital. Uno que no se repetirá, pues la ahora ex alcaldesa no consiguió apoyo suficiente del chavismo para aspirar a la reelección.& ;
En las primarias del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) quedó afuera en la primera fase de selección de precandidatos, realizada el 2 de julio de 2021. En cambio, la exministra de Interior y Justicia, Carmen Meléndez, será la apuesta del oficialismo para preservar el control que ha ejercido ininterrumpidamente en Caracas los últimos 21 años.
A la carga
Farías no detalló las razones de su sorpresiva renuncia, aunque se infiere por su carta que está relacionada con las cuestionadas elecciones en el municipio. Se limitó a indicar que a partir de ahora su papel será «contribuir con las fuerzas patriotas para una nueva victoria». También aseguró que, a pesar de su resultado en las primarias del PSUV, seguirá fiel al gobierno de Nicolás Maduro y apoyando la candidatura de Meléndez.
La dirigente se va con uno de los índices de popularidad más bajos entre los alcaldes electos que ha tenido la capital. De acuerdo a una encuesta realizada por la firma Consultores 21 entre julio y agosto de 2021, 61% de los caraqueños reprobaron su gestión. De ese porcentaje, 25% consideró su gobierno como malo, mientras 27% lo calificó como pésimo.
¿Quién es Erika Farías?
Farías ha sido una figura clave dentro de la llamada revolución bolivariana, que escaló posiciones por su cercanía y fidelidad al difunto expresidente Hugo Chávez. Inició su carrera en el Frente Francisco de Miranda, un colectivo juvenil en el que se formó ideológicamente y del que es su coordinadora nacional.
En 2005 saltó al Poder Ejecutivo como viceministra de Vivienda, y en 2006 tuvo su ascenso al gabinete presidencial como ministra de Alimentación. Un año después pasó al Ministerio del Despacho de la Presidencia, y en 2008 al de Comunas, cargo que retomó brevemente entre 2016 y 2017.
Su primer cargo popular fue en 2010, cuando fue electa diputada en la Asamblea Nacional hasta 2012. Abandonó su curul para postularse a la Gobernación del estado Cojedes, ganando con 63,38% de los votos. Nuevamente renunció a su cargo en 2016, tras ser designada por Nicolás Maduro como vicepresidenta sectorial del Socialismo Territorial y ministra de Comunas.
Comparte con la actual candidata del PSUV, Carmen Meléndez, el haber sido gobernadoras de un estado, separarse de sus puestos en su último año de mandato para ocupar una cartera ministerial, y finalmente acabar postuladas para la Alcaldía de Caracas.
Por cuenta propia
A pesar de que gran parte de los problemas de su gobierno fueron heredados, Farías también supo labrarse por sí misma varias críticas, incluso desde el seno del oficialismo. De acuerdo con el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS), en los primeros seis meses de 2021 se registraron 196 protestas en Caracas. La mayoría por fallas en servicios públicos.
Uno de los mayores tropiezos de Farías llegó apenas comenzando su periodo, tras ser electa en 2017. En ese momento la ciudad atravesaba una fuerte crisis de movilidad debido a la falta de unidades de transporte. La solución no fue rehabilitar la flota de autobuses de la empresa Yutong, sino desplegar camiones de carga para trasladar pasajeros. Los camiones, conocidos coloquialmente como «perreras», no duraron mucho tiempo en circulación, pero dejaron un precedente la forma poco ortodoxa de la alcaldesa para resolver los problemas.
Distrito Capital ha permanecido hasta el momento en una burbuja de confort en cuanto a suministro de agua y electricidad. Sin embargo, la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec) incorporó el 23 de agosto de 2021 a 23 sectores del Distrito Capital en su esquema de racionamientos eléctricos, con apagones programados en las horas pico. También en la misma encuesta de Consultores 21, 16% de los habitantes reportaron la falta de agua como uno de los principales problemas de la ciudad, mientras 20% manifestó preocupación por las fallas en la recolección de basura.
De igual modo, Caracas logró figurar en 2021 en una escala internacional, pero no de manera positiva. La revista The Economist la clasificó como una de las 10 peores ciudades para vivir, de acuerdo con su Ranking Global de Habitabilidad. Obtuvo una puntuación de 41,7 de 100 en una evaluación que tomó en cuenta indicadores como la conflictividad, acceso a servicios e infraestructuras de calidad y la atención de la pandemia de covid-19.
Contra los símbolos
Un factor que marcó la gestión de Farías fue la constante búsqueda de lo que ella misma denominó como la «descolonización» de la ciudad. El rechazo a la herencia europea y la reivindicación de la cultura indígena fueron parte del discurso y accionar de la alcaldesa, que en muchos aspectos atentó contra símbolos caraqueños provenientes de la época colonial.
Uno de ellos fue el león de Caracas, el cual forma parte del escudo de la ciudad desde su adopción hace 429 años. El 19 de abril de 2021, la alcaldesa propuso cambiar el escudo, el himno y la bandera de la ciudad, para lo cual nombró una comisión especial del Concejo Municipal. La idea no avanzó demasiado, sin volverse a mencionar luego dentro del gobierno local.
Una ciudad gris
En materia de urbanismo, Farías también fue blanco de quejas innumerables veces por sus trabajos de recuperación y embellecimiento de la capital. A través de la Misión Venezuela Bella y el Plan Chamba Juvenil, realizó intervenciones de espacios públicos que en muchos casos consistían en simples labores de pintura y limpieza; sin embargo, en otros constituyeron daños dramáticos de patrimonios urbanísticos y culturales.
Un caso fue el del Paseo Los Ilustres, al sureste del municipio, que forma parte del sistema La Nacionalidad y conecta la Universidad Central de Venezuela (UCV) con el Paseo Los Próceres. Allí se rompió el suelo para reemplazar las baldosas de mosaicos vitrificados azules por una acera de concreto rústico con franjas de cerámica. Las jardineras, desde años en mal estado, no fueron recuperadas.
Cerca de Los Ilustres se encuentra la plaza de Las Tres Gracias, creada en 1935 y reconocida por su fuente rodeada de sauces llorones. En julio de 2020, trabajadores del programa «Juntos Todo es Posible» talaron los árboles emblemáticos durante una presunta rehabilitación del lugar. El ecocidio generó una ola de críticas y rechazo en redes sociales, ameritando una investigación por parte del Instituto de Patrimonio Cultural de Venezuela, aunque nunca se determinó quiénes fueron los responsables de la poda.
Legado tibio
En redes sociales se comentó ampliamente la renuncia de Farías. En su mayoría, los mensajes solo destacaron la inacción y deficiencias en su gestión. Incluso cuentas identificadas con el chavismo celebraron la salida de la alcaldesa, por considerarla una de las peores dentro del proceso revolucionario. «Erika Farías: un error garrafal que no se merecía la capital de la República. El pueblo espera haya rectificaciones de todo tipo», opinó un usuario identificado como Jorge Landa.
Ciertamente, el legado de Erika Farías en sus casi cuatro años al frente del municipio Libertador se puede ver en las calles. En los cúmulos de basura sin recoger, las fachadas grises y el regreso de la violencia armada en los sectores populares, dominados por grupos criminales organizados. Aunque Caracas por años ha sido un bastión del oficialismo, ahora es esa misma militancia la que exige candidatos más capacitados para el futuro.
Fuente: El Diario& ;