El papa Francisco ha pedido este domingo 30 de marzo, el cuarto domingo de Cuaresma, seguir rezando por la paz en los países con conflictos abiertos y ha manifestado su cercanía y preocupación con las poblaciones afectadas por el terremoto en el sudeste asiático.
“Confiando en la misericordia de Dios Padre, continuamos rezando por la paz: en la atormentada Ucrania, en Palestina, en Israel, en el Líbano, en la República Democrática del Congo y en Birmania, que también sufre mucho por el terremoto”, ha señalado el pontífice en el texto escrito preparado para el Ángelus.


Asimismo, Francisco ha hecho un llamamiento a los líderes de Sudán del Sur, para que “puedan superar las diferencias, sentarse a la mesa de diálogo y construir un futuro de paz”. “Renuevo mi sincero llamamiento a todos los líderes para que hagan todo lo posible por reducir la tensión en el país. Es necesario dejar de lado las divergencias y, con valentía y responsabilidad, sentarse alrededor de una mesa e iniciar un diálogo constructivo”, dijo.
Papa Francisco pide redoblar esfuerzos
En el texto preparado para este domingo, el pontífice también ha mostrado su preocupación por Sudán y ha pedido a la comunidad internacional a redoblar sus esfuerzos para afrontar esta situación humanitaria.


“Exhorto a las partes en conflicto a que pongan en primer lugar la protección de la vida de sus hermanos civiles; y espero que se inicien lo antes posible nuevas negociaciones capaces de garantizar una solución duradera a la crisis. La comunidad internacional debe redoblar sus esfuerzos para afrontar esta terrible catástrofe humanitaria”, indicó.
Tiempo de sanación
Por último, Francisco ha invitado a los fieles a vivir la Cuaresma, especialmente en el marco del Jubileo, como un tiempo de sanación. “Yo también lo estoy experimentando así, en el alma y en el cuerpo”.
“Por eso agradezco de corazón a todos aquellos que, a imagen del Salvador, son instrumentos de curación para los demás, con sus palabras y con sus conocimientos, con el afecto y con la oración. La fragilidad y la enfermedad son experiencias que nos unen a todos; con mayor razón, sin embargo, somos hermanos en la salvación que Cristo nos ha donado”, ha destacado.