Kemberling Rodríguez | LA PRENSA DE LARA.- La Organización Panamericana de la Salud (OPS) señala que el consumo de alcohol en las Américas es de aproximadamente un 40% mayor que el promedio mundial. «En general, se consume alcohol en un patrón que es peligroso para la salud«.
La ingesta de alcohol, según la OPS, está relacionado a diversos daños en la salud y vida social; entre las afecciones que sufren están las «enfermedades no transmisibles, trastornos mentales, las lesiones y el VIH, así como la violencia doméstica, la pérdida de productividad y muchos costos ocultos«.
Reinaldo D, paciente recuperado y coach de Alcohólicos Anónimos de Venezuela, desde su experiencia describe el alcoholismo como una enfermedad «progresiva y mortal«, que requiere en primer lugar de voluntad propia y del apoyo del entorno familiar.
«Jugar con el alcohol no es recomendable; los efectos son desastrosos para la persona y su familia. No es curable, pero se controla gracias a la asistencia terapéutica y grupos de apoyo, como Alcohólicos Anónimos que funcionan en más de 185 países«, expresó.
Explica que no se disfruta al pasar largas horas bebiendo. «Simplemente no tienen control sobre eso, hasta que reciben ayuda profesional; es una adicción que doblega a cualquier persona«. Afortunadamente, en Barquisimeto funcionan 14 grupos de apoyo, en Cabudare tres; y en el resto de municipios foráneos al menos uno, dijo.
Mujeres
En Barquisimeto, el Proyecto Juvenil Misionero (Projumi) mantiene un programa de atención para personas alcohólicas, y Gerardo Pastrán, al frente de esta institución, explicó que el deterioro en el grupo familiar, pérdida de empleo, cuadros depresivos o cambios bruscos de humor, violencia física o verbal son algunas de la consecuencias del alcoholismo.
Asimismo, indicó que esta situación no distingue entre clases sociales, edades o género. «Hay quienes creen que el alcoholismo es un vicio de hombres y no es así; el año pasado atendimos a 23 mujeres afectadas por esta patología que requiere de atención especializada«.
Una vez que inician el programa de desintoxicación, expresó que dependiendo de cada caso se brinda el tratamiento médico y la asistencia conductual a través de consultas con psicólogos, psiquiatras o terapistas; es importante aclarar, reiteró, que cada individuo es diferente y la ayuda la ofrecen de acuerdo a las necesidades particulares de cada ser.
Con relación a las edades más afectadas por el alcoholismo, Pastrán declaró que de 75 casos atendidos el año pasado, 36 correspondían a personas menores de edad, quienes confesaban que lo hacían «por curiosidad o para olvidar las penas del entorno familiar o social«.