Kemberling Rodríguez | LA PRENSA DE LARA.- En el país, algunos ciudadanos laboran más de ocho horas diarias, superando las indicadas por la Ley Orgánica del Trabajo, como un esfuerzo por sortear la crisis económica que trastoca a sus hogares. La realidad se evidencia tanto al sector formal como informal.
Elizabeth Zerpa, vendedora de comida rápida en la carrera 21 con calle 26, dedica 10 horas al día a su actividad informal para poder cubrir los gastos de su hogar; ella trabaja de lunes a sábado, y los días domingos, en lugar de recuperar fuerzas, sigue activa con los quehaceres de la casa.
Lo mismo ocurre con Yorvi Ruiz, mototaxista del centro de Barquisimeto, quien labora de domingo a domingo, desde las 6:00 de la mañ;ana hasta las 10:00 de la noche y, aunque termina con dolor de espalda, está convencido de que si no dedica el tiempo a su oficio como lo ha hecho hasta ahora, no le alcanzaría para cubrir las necesidades básicas.
En este sentido, Naudy Pereira, economista y profesor jubilado de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), señ;ala que en el caso de los formales, algunos empleadores aumentan las jornadas laborales de sus empleados para, al menos, cubrir los costos de producción, continuar generando empleos y mantener, de esta forma, las empresas abiertas para continuar aportando al sistema económico de la nación.
Resalta además otra de las realidades y es cuando son los empleados los que solicitan a los empresarios que les aumenten las horas de trabajo porque saben que se traducirá en un ingreso extra a su hogar; «con el propósito de obtener un poco más de ingresos para poder satisfacer parte de sus necesidades básicas como alimentación».
Pereira, detalla que este tipo de situaciones no es común en aquellos países donde sí existe un equilibrio de las cuentas fiscales y externas, generando estabilidad entre las variables macroeconómicas.
Cuando disminuye el poder adquisitivo del bolívar, expresó, no rinde el dinero al ciudadano de a pie para comprar los bienes que requieren para satisfacer sus necesidades, de allí que una de las vías para aliviar la situación sea a través del aumento de la jornada de trabajo, según señ;aló.
Lograr equilibrio
En este sentido, exhorta al gobierno venezolano a elaborar un plan integral de equilibrio macroeconómico con el propósito de solventar la crisis y estabilizar la economía.
El desequilibrio económico que ocurre en el país se da en múltiples escenarios, explica el especialista, citando algunos ejemplos: el primero, cuando la demanda total de la economía (en bienes y servicios) es mayor que la oferta (empresas proveedoras).
El segundo caso, cuando el gobierno gasta más y «aumenta de forma desmedida el gasto público», produciendo un déficit fiscal; y finalmente cuando la cantidad de dinero que circula en la economía supera la producción del Producto Interno Bruto (PIB)
De hecho, Pereira explica que a diferencia de algunos economistas, él no visualiza una mejoría en la economía del país.
«Discrepo de algunos economistas que dicen que la situación está mejorando, para que Venezuela alcance los niveles de crecimiento económico de 2012, el país necesita que el Producto Interno Bruto (PIB) crezca un 5% anual en promedio durante los próximos 32 añ;os». .
Mientras que Liuba Malpica, economista, sostiene que debe existir respeto y estructura de incentivos hacia los trabajadores si es que a través de las horas extras estiman incrementar su capacidad productiva, generando una relación ganar-ganar para las partes.