Luis González | LA PRENSA.- Con los brazos cubiertos de lodo hasta los hombros y los pies casi sumergidos en las aguas negras, Laurelio Suárez, habitante de la Ruezga Sur, con una guaya improvisada en sus manos taladra la boca de visita para destaparla y facilitar el drenaje de las aguas servidas que los atormenta desde hace 10 años.
Más de seis veces al año repite esta acción por lo que considera que está inmune a los olores nauseabundos que emanan de esa red cloacal. Trabaja más 30 minutos forcejeando con la guaya, pues no posee las herramientas adecuadas para realizar los trabajos, los cuales son competencias de Hidrolara.
«La destapamos con mucho sacrificio, bajo un inclemente sol, expuesto a contraer enfermedades, pero logramos el cometido de contar hasta tres meses de tranquilidad porque el agua fluye».
En medio de su inocencia, los niños de la de vereda 12 del sector 5 al noreste de la ciudad de Barquisimeto juegan alrededor la cloaca brincando por encima, de un lado a otro portando botas de hule señalando a su padre Laurelio los puntos donde se desborda la cloaca.
“Hidrolara ha venido en varias ocasiones, pero sólo vierten químicos en la tubería que la destapa de momento, pero una semana después volvemos al mismo problema”, asegura Luis Jiménez, cansado de realizar este trabajo en el sector para beneficio de todos.
Las tuberías de aguas negras se encuentran en total deterioro debido a que son las mismas que se instalaron en la fundación de la Ruezga Sur hace 37 años. Vecinos hacen el llamado a ingeniero Pedro Sánchez, presidente de Hidrolara para que les solvente el problema.