Jennifer Orozco | LA PRENSA.- A las 12:40 del mediodía de ayer, la señora Georgina Rosales de Briceño (88), iba hacer diligencias al ambulatorio del Seguro Social, ubicado en la calle 50 con carrera 13.
Al parecer venía de Duaca y se había bajado en un ruta al otro extremo del ambulatorio. Decidió cruzar la calle, pero no notó una unidad de la Ruta 1 que arrancó justo en el semáforo de la esquina.
Georgina puso su pie en el pavimento y el autobús la arrolló. La mujer quedó debajo del autobús y le pasó los cauchos traseros sobre su cuerpo.
Testigos dijeron que la señora quedó respirando un momento, pero como asfixiándose. Trataron de auxiliarla, pero cuando la tocaron ya había perdido los signos vitales.
Vestía jean azul y blusa de flores color verde claro. Era pava. Cargaba una cartera marrón que quedó aplastada en el sitio.
Testigos llamaron al Servicio de Emergencias 911. Llegaron los bomberos de Iribarren. Observaron el cuerpo aproximadamente a 15 metros de la esquina.
Quedó en posición fetal y a un lado de las ruedas traseras derechas de la buseta Encava color blanco estaba la octogenaria.
Fue evaluada rápidamente por el equipo de paramédicos, pero ya no había nada que hacer. Su cuerpo quedó tendido en el pavimento largo rato, hasta que llegó la comisión de Tránsito de la PNB. Midieron y levantaron el cuerpo. Además se llevaron la unidad y a su chofer, Williams Duque, detenido preventivamente para hacer las investigaciones del accidente.
Se presume que fue descuido de ambos, tanto del chofer como de la víctima. Cuentan que la señora cruzó la calle sin mirar, mientras que el rutero también arrancó sólo mirando a los pasajeros que querían montarse y no a la octogenaria que cruzaba.
El cuerpo fue llevado hasta el Seguro, donde permaneció algún rato esperando ser trasladado a la morgue. La señora sufrió politraumatismos generalizados en cabeza y cuerpo.
Una muchacha, quien se identificó en la morgue como una sobrina lejana, explicó que sus familiares se enteraron a las 2:00 de la tarde del fallecimiento de la señora.
Ellos confiaban en que Georgina estaba haciendo sus diligencias, pues era una abuela muy dinámica y pilas. Aun a su edad estaba acostumbrada a salir sola y jamás había sufrido un accidente.
Sus hijos estaban haciendo diligencias para el traslado del cuerpo y la denuncia sobre el accidente ante las autoridades. Se desconocen más datos de la octogenaria, pues ningún familiar directo declaró en la morgue.