José Sequera | LA PRENSA.- Fue casi 1 hora de estrés y angustia. Funcionarios del Cuerpo de Bomberos de Lara frustraron un intento de homicidio -suicidio en unos edificios a medio construir y abandonados que se ubican muy cerca de Makro y la aduana del Seniat de la Zona Industrial I.
Manuel Alexander Garcés, de 30 años, estaba sin franela y en su pantalón se le veían manchas de sangre. Estaba acompañado por su hijo de 7 años, con quien pretendía saltar al vacío desde el cuarto piso de la edificación. El hombre confesó que se quería quitar la vida y la de su niño porque “tenía problemas”.
Quien avisó a las autoridades sobre la pretensión del hombre fue un mesonero que pasó a eso de las 6:00 de la tarde por el sector. El trabajador aprovechó que donde estaba Manuel enfrente queda la Subestación del Oeste de los bomberos para que evitaran la tragedia.
Inmediatamente, los funcionarios alertaron a una patrulla de la Policía Nacional Bolivariana que está destacada en la aduana del Seniat que también queda a metros del sitio y llegaron también al lugar miembros de Protección Civil y del Cicpc en modo de prevención.
Cuando los funcionarios llegaron al sitio, subieron hasta donde estaba Manuel y comenzaron a dialogar con él.
A las 6:20 de la tarde, tras casi 20 minutos de conversación con Garcés, los bomberos pudieron quitarle de sus manos a su hijo, a lo que el hombre comenzó a amenazarlos con una botella. Incluso, en un momento hubo tensión porque el hombre estuvo muy cerca de tirarse, pues llegó a sujetarse de una de las bases de la edificación dejando un pie al aire y hasta se sentó a orillas del lugar diciendo que se iba a lanzar.
Los vecinos y curiosos de la zona se preguntaban constantemente quién era el señor. Por otra parte, toda la situación se prestó para que curiosos llegaran a los predios del lugar para ver qué sucedía con Garcés.
Una vecina de la zona aseguró que nunca habían visto a ese señor por esos lados; sin embargo, otros vecinos decían que él era hijo de un señor que vivía en unos edificios cercanos.
Después de 40 minutos de negociaciones, y en medio de la preocupación que se sentía en el ambiente, el hombre fue neutralizado por la acción de uno de los bomberos negociadores.
Luego, Garcés fue llevado a la subestación de los bomberos. Allí pudo abrazar a su hijo mientras le pedía perdón por todo el sufrimiento que le hizo pasar. A continuación, fue puesto a la orden de la Policía Nacional, quien lo detuvo.
Al parecer, Manuel estaba borracho y vive en la casa 10 de la calle 7 del sector La Floresta.