Gabriel Grisanti | La Prensa.- El “Ender” y el “Pistola” no son los nombres de quienes conforman un dúo de reggaetón. Ambos jóvenes, que tienen aproximadamente 20 años edad para estar pagando condena en cualquier otro recinto penitenciario del estado Lara o de otra región del país, se jactan de ser una especie de líderes negativos dentro del Centro Socioeducativo “Doctor Pablo Herrera Campins” (Retén de El Manzano).
Según algunas madres, tías y demás familiares de privados de libertad que se encuentran recluidos en las diferentes áreas (o letras) y en la zona denominada como “El Manzanito”, que le tienen reservado a los internos “chigüires”; es decir, un poco menos inofensivos, este par se dedica a la constante atemorización del resto de la población.
Una mujer de 33 años residenciada en la comunidad de El Jebe que prefirió reservarse su identidad, refería las atrocidades que cometen el “Ender” y el “Pistola”, cuando el resto de los adolescentes privados de libertad no acceden “de una” a sus exigencias.
La fuente, quien tiene allí recluido a su hijo por el delito de robo agravado, comentaba que “cuando llega o le toca la guardia a Wilson”, refiriéndose a uno de los guías (custodios), la situación se torna peor.
Según la informante, algunos de ellos, en alianza con unos funcionarios de la Policía del estado Lara dan pleno consentimiento al ingreso de drogas y cigarrillos, y la salida de dinero para cubrir los vicios del “Ender” y el “Pistola” y sus compinches.
Además, estos jóvenes no sólo exhiben con orgullo las armas blancas que fabrican con las platinas que despegan en diferentes espacios dentro del retén, sino que también colocan en sus perfiles del WhatsApp y en sus cuentas de Facebook fotos con pacas de billetes en denominaciones de 50 y 100 bolívares.
Lo más grotesco fue una imagen de ellos mostrando con actitud sobrada, un dedo que le mutilaron a un interno que, presuntamente, no gestionó la vacuna que debía pagar.
“¿Qué van a esperar, que saquen a otro degollado? Se está hablando que a un muchacho le cortaron tres dedos y a otro dos”, decía la denunciante.