Figueroa/Sequera | LA PRENSA.- Nueve plomazos escucharon los vecinos de la carrera 22 con calle 13 el pasado viernes a las 10:00 de la mañana. Los disparos se debió a un intercambio de balas entre un funcionario comisario del Cicpc y jefe del Eje de Vehículos del Cicpc Lara y un delincuente que terminó sin vida.
Carlos Wladimir Dávila Olivo, de 52 años, es un comisario del Cicpc oriundo de Valencia, estado Carabobo. El tiroteo ocurrió en una tienda que vende abono y otros productos para la producción agrícola. Allí, Carlos junto a otra persona, estaban haciendo una compra.
El equipo reporteril de La Prensa tuvo acceso al video de la cámara de seguridad de la tienda; allí se ve que mientras el comisario era atendido por un vendedor, Jorge Luis Martínez (32) llega hasta el sitio caminando y apoya su cuerpo en un carro que estaba allí estacionado. En ese momento, Martínez vestía con un jean oscuro, una franela negra, un chaleco azul de motorizado y una gorra.
En las imágenes se ve que Carlos, haciendo caso a su profesión como policía científico, viendo la actitud sospechosa de Jorge Luis, lleva su mano izquierda hasta cerca del bolsillo para agarrar su arma reglamentaria.
Desde que el delincuente llegó hasta que sacó su arma pasaron 14 segundos —según las imágenes del video—. Durante el casi cuarto de minuto, Carlos observaba atentamente a Jorge Luis, mientras que este, al parecer, “se desentendió”; incluso en un momento determinado saca su cartera negra de uno de los bolsillos de atrás de su pantalón para tratar de parecer como otro comprador.
En eso, comienza un breve intercambio de palabras que, según los vecinos, eran amenazas por parte de Martínez hacia el “petejota” para, supuestamente, que le diera las llaves de su carro, un Toyota modelo Corolla color gris.
En las imágenes se ve que el hampón saca de la funda de su chaleco un arma y dispara en cuatro ocasiones al comisario Dávila, alcanzándole las balas en el pecho, abdomen y costado.
Él, por su parte, logró accionar su arma en al menos tres oportunidades logrando propinarle dos balazos a Martínez en pecho y abdomen. La otra bala dio contra una pared.
Finalizado el tiroteo, en el video se ve que el comisario gravemente herido da unos pasos por la carrera 22, mientras que Jorge Luis escapa corriendo por la calle 13 hasta perderse de vista.
Según vecinos y comerciantes de la zona, el choro llegó hasta la bomba de servicio de la carrera 20 con 13, donde se tiró en el suelo, retorciéndose del dolor por las heridas.
Supuestamente, las personas que estaban cerca de la bomba y algunos testigos oculares de la balacera se fueron encima del delincuente y le dieron una paliza, causándole otras heridas de consideración que agravaron su condición.
Hasta el lugar llegó una comisión del Cicpc para llevarse al choro herido hasta la Emergencia del Hospital Central Antonio María Pineda, pero llegó al centro de salud sin signos vitales. El cuerpo fue trasladado hasta la morgue. De acuerdo a sus familiares, Martínez no tenía trabajo fijo.
Luego de la balacera, el comisario Dávila fue llevado también al Hospital Central donde fue llevado hasta la Unidad de Cuidados Intensivos por el delicado estado de salud que presentaba. Lo operaron, pero se conoció que lo tienen que someter a una segunda operación para que mejore su condición de salud.
Otro abatido
El mismo viernes en la tarde, una comisión del Cicpc Subdelegación Cabudare logró abatir a un segundo delincuente.
De acuerdo a fuentes policiales, Alfredo Antonio Mendoza (32) tuvo un enfrentamiento con la “petejota” en su casa de Cabudare a eso de las 6:40 de la tarde, cuando recibió un impacto de bala en el pecho.
Fue llevado hasta la Emergencia del Hospital Central, pero murió a los pocos minutos de ingresar.
Después de eso se generó un hecho de confusión pues, supuestamente, una comisión del Cicpc llegó hasta el centro de salud para buscar información de Jorge Luis Martínez y lo confundió con Mendoza.
Supuestamente, un funcionario del Cicpc intentó amedrentar a una familiar de Mendoza que estaba acompañando el cuerpo creyendo que era cómplice de su hermano.
Se conoció que la muchacha fue llevada hasta la sede del Cicpc y mientras era interrogada los funcionarios se dieron cuenta que ella no era familiar del primer abatido de ese viernes.