Edy Perez | LA PRENSA.- Un hombre de un metro 75 centímetros, aproximadamente, moreno y robusto está sentado en una acera, frente a la morgue del hospital Antonio María Pineda. Permanece cabizbajo y con las manos en la frente. Es el padre de Randahall Jesús Gutiérrez Díaz (21). El hombre llora porque la noche del sábado le asesinaron a su hijo.
Tiene cinco muchachos, pero Randahall era su mano derecha, el que lo ayudaba. Por las mañana el señor conducía la buseta y en las tardes le tocaba a él, “cubrimos la zona de Los Cerrajones”, comenta con voz quebrada.
El padre de la víctima contó que su muchacho estaba en la avenida principal del barrio Santo Domingo, entre calles 7 y 8. Conversaba con un grupo de muchachos cuando los entromparon par de pistoleros encapuchados.
Los tipos iban por un conocido de Randahall, le dispararon y en ese momento el muchacho intervino, “mi hijo trató de desarmar a uno”, revela el señor, pero el perpetrador pudo más. Le disparó a Randahall varias veces y cayó al suelo. Los llevaron al Seguro de la 50 y Randahall murió.