Categorías: Sucesos

Homicida involucró a su padre para ocultar el crimen de su novia

Euseglimar González | LA PRENSA DE LARA.– Un disparo acabó con el amor. Johana Aurimar Blanco Luque tenía 23 años, era madre de dos niños. El 12 de mayo de 2018, tras una discusión con Jorge Manuel Peraza Silva, de 24 años, con quien mantenía una relación de siete meses, fue asesinada de un disparo en el pecho en el sector La Pradera de El Jebe en Barquisimeto.

La joven era estudiante de la UNES, el 12 de mayo llegó a casa de su pareja sentimental, como solía hacerlo desde hacía siete meses atrás cuando dieron inicio a su relación. Ese día, Jorge, su novio, estaba con una «parranda» en la casa y estaba tomando junto a su papá desde temprano.

La relación de Johana con Jorge era turbulenta, vivían discutiendo y ya se había vuelto costumbre para los vecinos escuchar gritos, pero ese día se alarmaron tras escuchar una detonación.

Un proyectil calibre 45 atravesó el pecho de Johana y se desplomó en la cocina de la vivienda, murió de inmediato. Tras lo ocurrido, el padre de Jorge se asomó a ver qué estaba pasando y vio a la joven ensangrentada.

Esa mañana, Jorge tuvo un plan, quería deshacerse del cuerpo para evitar que lo incriminaran en el femicidio. Con ayuda de su papá, Ramón Arcadio Peraza (68), arrastró el cuerpo de la joven desde la cocina hasta el patio.

Los hombres comenzaron a abrir un hueco con una pala. El hueco era de un metro y medio de largo por uno de ancho, los hombres tardaron alrededor de una hora y fue allí donde enterraron el cuerpo de Johana que estaba envuelto con una sábana. Así pretendían tapar el crimen que cometieron.

Una alerta

Los vecinos de la comunidad al escuchar la detonación se alertaron y al ver que nadie salió de la casa, se imaginaron lo peor. Primero denunciaron ante Polilara, pero los funcionarios no llegaron.

Fue a las 5:00 de la tarde que una patrulla de la GNB que pasó por el sector llegó al sitio y al preguntar en la vivienda que estaba ocurriendo, los hombres implicados en el crimen les dijeron que los «vecinos hablaban mucho» y que ellos sólo estaban trabajando abriendo una letrina en el patio.

Aunque los militares se fueron de la vivienda, no les convenció mucho la versión de los hombres y por eso notificaron al Cicpc.

Cuando los uniformados llegaron al sitio estaban los dos hombres, quienes aseguraron que no había pasado nada. Los funcionarios comenzaron a indagar en el sitio y entraron a la vivienda.

La casa estaba intacta, todo indicaba que estaba bien, pero sus olfatos detectivescos les decía que escondían algo. Comenzaron a interrogar a los dos hombres y luego de unas horas decidieron hablar.

Supuestamente, Jorge confesó que en el patio estaba el cuerpo de Johana. Los funcionarios junto a Jorge comenzaron a excavar, fue en ese momento en el que observaron una sábana y al quitar completamente la tierra estaba el cuerpo de la joven.

A los dos hombres se los llevaron detenidos, mientras que el cadáver de la joven lo trasladaron hasta la morgue del Hospital Central Antonio María Pineda.

Con furia

Apenas el Cicpc salió de la vivienda con el cadáver de la estudiante de la UNES, los vecinos de la comunidad enardecidos salieron de sus casas y comenzaron a golpear la vivienda de los Peraza.

Estaban indignados por cómo habían matado a la joven y a su vez tristes por no poder hacer nada, para así evitar el femicidio.

Un grupo de vecinos le prendió candela a la casa de los Peraza, quedando una parte achicharrada. Tras lo ocurrido, Bomberos de Iribarren tuvieron que trasladarse hasta el sitio del suceso para apagar las llamas.

Los cuartos fueron los que más sufrieron las consecuencias y de las camas sólo quedaron las estructuras de hierro.

Johana sólo tenía siete meses de relación con Jorge. Los vecinos de la comunidad contaron que ella era una persona muy tranquila y que siempre la veían llegar a la vivienda de los Peraza, pero al pasar los meses, supuestamente, comenzaron a escuchar las discusiones de la pareja.

El femicidio de Johana formó parte de las cifras de mujeres asesinadas en Lara. Para el año 2018, LA PRENSA registró 23 muertes de mujeres en todo el territorio larense.

El sueño de Johana era convertirse en policía y así poder sacar adelante a sus dos hijos. La dama residía en Barrio Unión con su familia.

Condenados

Un año y siete meses después la justicia llegó para Johana. Padre e hijo fueron condenados a 19 años de prisión y asignaron como sitio de reclusión la Comunidad Penitenciaria Fénix-Lara.

En la audiencia preliminar, la Fiscalía 3ª de Lara ratificó la acusación contra Peraza Silva por la comisión de femicidio agravado y posesión ilícita de arma de fuego. Por su parte, se ratificó la acusación contra Ramón Arcadio Peraza (padre de Jorge) por femicidio agravado en grado de cooperador inmediato.

En el año 2019, el Ministerio Público informó en su página web que ante los medios de prueba expuestos por la representación fiscal, el Tribunal 2º de Juicio en la jurisdicción dictó la citada condena contra los acusados.

Padre e hijo fueron trasladados a Fénix desde ese año. Una fuente interna del penal contó que ambos no eran visitados por sus familiares con frecuencia, por lo que se les hacía imposible recibir alimentos por parte de sus parientes y sólo dependían del penal.

Hombres murieron en la cana

Ramón Arcadio Peraza (70) y Jorge Manuel Peraza Silva, de 24 años, padre e hijo, murieron años después de ser condenados por la muerte de Johana Blanco. El hombre de 70 años fue el primero en morir, tras presentar un paro cardíaco.

En noviembre de 2020, un familiar de Ramón contó que él sólo tenía 20 días de haber sido trasladado desde el Eje de Homicidios del Cicpc hasta Fénix, donde estuvo recluido por dos años junto a su hijo Jorge Manuel.

Cuatro meses después, la familia Peraza tuvo otra noticia fatal. En marzo de 2021, Jorge Manuel murió por presunta desnutrición e insuficiencia respiratoria.

Horas antes, a Jorge lo trasladaron desde Fénix hasta el Hospital Central Antonio María Pineda, pues estaba muy mal y casi no podía respirar. El joven recluso estaba muy delgado y no se movía, minutos después murió.

LA PRENSA trató de hablar con los familiares de los reclusos, pero para ese momento no quisieron aportar mayores detalles, pues aseguraron desconocer las causas de muerte de ambos.

Mujeres son asesinadas a manos de su propia pareja

La mayoría de las mujeres asesinadas en el estado Lara han muerto a manos de su pareja. Funcionarios del Eje de Homicidios del Cicpc manejan las muertes por hechos pasionales, según han informado fuentes policiales.

La muerte de Johana fue tras una discusión, aunque allegados a la víctima desconocían los motivos, sí supieron que ambos discutían constantemente.

En febrero de 2019, los esposos Carmen Cecilia Soto Terán (42) y Alber­to Ramón Ramos (39) murieron tras una discusión que tuvieron. El hecho ocurrió dentro de una vivienda, en el municipio Morán.

Para ese año, vecinos del caserío La Mina, en la pa­rroquia Anzoátegui del municipio Morán, contaron que escucharon los gritos de desesperación y luego un silencio sepulcral alarmó a la comunidad.

Un fa­miliar se acercó a la vi­vienda y vio a Carmen bañada en sangre y a unos 150 metros estaba Alber­to en las mismas condiciones.

La pareja de casados, al parecer, sostuvo una fuerte discusión dentro de su casa, en medio de la pelea el hombre agarró un cuchi­llo y se abalanzó contra ella, quien también se defendió y agarró otro cu­chillo, ambos comenza­ron a forcejear y se hirieron mutuamente. Car­men recibió múltiples heridas en su cuerpo, mientras que Alberto só­lo recibió dos heridas mortales, una en el pe­cho, a la altura de la tetilla y otra en el abdomen.

La riña fue tan brutal que ambos se apuñalaron hasta morir, según fuentes del Eje de Homi­cidios del Cicpc manejaron el crimen como un homicidio-femicidio y que las causas serían pa­sionales.

La pareja tenía cinco años de relación y dos niñas. Los familiares de ambos aseguraron que durante los años de relación no tuvieron problemas y que Alberto no era celoso.

Más de 200 femicidios

La frase «A la mujer ni con el pétalo de una rosa», ha quedado en el olvido. En Venezuela se sigue cometiendo violencia de género y en algunos casos los hombres terminan matando a las damas. El Monitor de Feminicidios de la ONG Utopix, ha registrado 200 casos hasta octubre de este año, una cifra que ya se acerca a la del año pasado cuando se contabilizaron 256 muertes violentas de mujeres en el país.

Durante el año 2021, cada mes 20 mujeres mueren a manos de la violencia machista. Cada 72 horas se comete un feminicidio en el país.

En Venezuela los casos de feminicidios han ido en aumento en los últimos tres años. ONG y fundaciones llevan cifras de mujeres asesinadas por el conteo de medios de comunicación, pues el Estado venezolano no publica estas cifras.

 

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Redacción La Prensa de Lara

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