Jennifer Orozco | La Prensa.- La esperanza de hallarlo vivo se esfumó a las 10:00 de la mañana de ayer. Las siete hijas de Euquerio Rafael Godoy Martínez (65), exprefecto de Andrés Eloy Blanco, vivieron nueve días amargos sin saber de su padre y lloraron de dolor al saber que lo hallaron muerto y descompuesto en el sector La Laguna Pozo Azul, de Sanare.
El cuerpo estaba en un terreno lleno de monte. Los animales le comieron los pies y el brazo derecho, además del dedo índice de la mano izquierda. Solamente tenía un jean puesto.
Se supone que Euquerio salió el 31 de diciembre en su camioneta Samurái vinotinto, pero aún no hallan el vehículo. Euquerio tenía un tiro en la frente que tuvo salida por la sien izquierda.
Según su yerno, Euquerio el 30 de diciembre llamó a sus siete hijas. Les dijo que estaba bien, en Sanare en su casa, pero no sabía si iría a la playa o a Barinas. Al señor le gustaba viajar y también hacía viajes pagos a conocidos.
Se suponía que el último día del año lo pasaría en casa de su hija, “su negra” como él la llamaba, en Barquisimeto. Pero Euquerio jamás llegó. La mujer se cansó de llamarlo, le llenó el buzón de mensajes y el sexagenario jamás respondió.
Sus familiares viajaron hasta el centro de Sanare, donde Euquerio vivía solo. Los vecinos dicen que lo vieron salir en su camioneta el 30, otros dicen que el 31 y que estaba emocionado por irse a la playa.
Desde el primero de enero, vecinos, familia y allegados lo buscaron por todas partes, pero no lo consiguieron. Todos estaban atentos, sobre todo por si encontraban la camioneta, pero todas las alertas que les daban eran negativas.
Hasta que el pasado lunes a las 6:00 de la tarde comenzaron a decir que había un cuerpo descompuesto en Sanare. Euquerio no frecuentaba la zona, pero los familiares estuvieron atentos hasta ayer en la madrugada cuando el cuerpo lo trasladó el Cicpc hasta la morguecita del cementerio municipal.
Los primeros en pasar a verlo fueron sus hermanos, sin embargo decían que no era él.
Cuando llegó su hija, les dijo a los “petejotas” que Euquerio hace 4 meses tuvo una fuerte caída manejando bicicleta y se había partido la frente y la mandíbula, donde le colocaron una prótesis de platino. Esa sería la clave para reconocer a Euquerio.
Tras llegar el médico forense hasta la morguecita, empezó la autopsia. Lo primero que hizo el médico fue abrir la mandíbula del cuerpo para buscar la placa de platino y la encontró.
Siguió indagando y vio la marca de las tres grapas que le habían puesto al sexagenario en la frente cuando tuvo la caída. No había duda, era el exprefecto.
Cuatro de sus siete hijas, más el yerno, un nieto y sus hermanos, aguardaban con tensión afuera de la morguecita.
“Sí es él”, dijo el funcionario del Cicpc, quien mediante fotos les mostró parte de los hallazgos. “No por qué, no quería encontrarlo así”, repetía su hija mayor mientras las lágrimas brotaban de sus hijos y su cara se enrojecía. Todos sus familiares lloraron.
Hace un año, Euquerio fue víctima de un secuestro exprés por el robo de su camioneta. La Samurái fue hallada desvalijada en El Tocuyo, pero él la reparó y siguió andando en ella.