José D. Sequera | LA PRENSA.- Escapar de la tormentosa crisis económica que arropa a Venezuela ha hecho que diariamente unas 600 personas salgan del país por carretera desde al menos tres líneas de transporte del Terminal de Pasajeros de Barquisimeto, sin contar las que se van en carros piratas y las que salen por autobuses alquilados por agencias de viaje.
La cifra, aportada por choferes que trabajan en el terminal y que es una referencia de la alta demanda que hay y que se incrementa a diario, pues las personas tratan de comprar los pasajes hasta con tres días de antelación.
De acuerdo a información dada por la diputada de la Asamblea Nacional, Gaby Orellano desde julio de 2017 hasta enero de este año al menos unos 832 mil criollos habían salido por cualquiera de los siete puntos fronterizos que mantiene Venezuela con el país del vallenato.
Por su parte, la Dirección General de Migración de Colombia contabiliza de manera oficial a más de 550 mil venezolanos que se han trasladado hasta allá para quedarse o “seguir derechito” para otros países del cono sur.
Del total de personas que emigran, al menos un 60 por ciento va con destino a Perú y Colombia, esto por las facilidades migratorias y laborales. El resto va con destino a Ecuador, Chile y Argentina.
La mayoría de guaros que buscan “escapar” del país utilizan la ruta de San Antonio del Táchira si van a países andinos (Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Argentina).
También existe el modo de irse por la frontera con Brasil (Santa Elena de Uairén), llegar hasta la ciudad carioca de Boa Vista para montarse en un avión o un bus con dirección a Argentina, Paraguay o Uruguay.
Para que un guaro pueda salir del país en un autobús necesita al menos un millón de bolívares para pagar el pasaje hasta Táchira y 10 dólares para el destino internacional más cercano: Cúcuta, mientras que el destino más costoso es Argentina que puede llegar a costar 520 dólares.
La señora María Rincón es originaria de Churuguara y junto a sus dos hijos estaba en el terminal esperando que un autobús con 32 puestos de la Línea Lara llegara al andén.
“Gasté en cada pasaje 980 mil bolívares; una mitad la pagué en efectivo y la otra mitad en transferencia. Yo voy hasta Bogotá y cada pasaje desde Cúcuta hasta allá me sale en 120 mil pesos”, declara la señora. Si se hace el cambio oficial de pesos a bolívares, ella gastaría unos 3 millones de bolívares, pero esta cifra podría subir hasta 30 millones (por el mercado paralelo).
El trayecto internacional se tiene que pagar en dólares, y el precio dependerá de dos factores; uno se refiere a si el pasajero viaja por su propia cuenta o en un viaje “asistido” por una agencia de viajes; y el segundo al destino que vayas; es decir, mientras más lejos más caro.
Según un operador de una línea que sale desde el Terminal de Pasajeros, el pasaje de Barquisimeto hasta Cúcuta cuesta $10, aparte del millón hasta San Antonio, y si es hasta Bogotá el monto sube a 20 dólares, mientras que con la agencia Lara Travels se puede gastar sólo hasta Cúcuta 40 dólares y 80 si va hasta la capital colombiana.
El viaje más largo es Chile y Argentina, en el caso primero son casi 8 días; y en el segundo caso podría ser entre 9 y 10 días. Por el trayecto, los precios varían entre $ 350 y 400 para ir al país minero y entre 400 y 520 dólares para llegar hasta la tierra de Maradona.
Guaros aseguran que reunir esa cantidad “no es fácil”, por eso en la mayoría de los casos tienen que esperar que un familiar o amigo los apoye con el dinero para el trayecto internacional. “Apenas llegue a Cúcuta busco mis dólares”, dice Patricia Gallardo, quien esperaba estar la primera semana de mayo en Chile.
Gallardo viajaría hasta ese país con el dinero que la hermana de la amiga con la que viaja les prestó. “Para evitarnos problemas en la frontera con los dólares, el depósito se hizo en un banco de Colombia”, comenta sentada en una acera del terminal.
Según consultados, dejar el país no es “fácil” porque están dejando atrás “todo” para buscar un buen futuro para ellos y sus familias. Revelan que lo más duro podría ser el trayecto hacia sus destinos o el “dineral” que van a gastar.
“Es muy duro, pero el sacrificio, pero la intención que tiene uno es que pronto toda esta calamidad terminará y quizás algún día todos los que nos tocó irnos podamos volver”, enfatiza esperanzado José Sánchez, quien es un joven que trabajaba la ganadería en Carora.
Hasta en bicicleta
Como un modo para ahorrarse unos cuántos dólares, personas están buscando alternativas de transporte “económicos” en otros países.
José Miguel Piña mantenía un taller de arreglo de bicicleta, pero su negocio quebró y le tocó bajar la santamaría para partir hasta Perú, pero la mitad del viaje piensa hacerla con su bicicleta.
“Me voy hasta la frontera con Ecuador en bus, desde allí hasta Lima voy en bicicleta con un amigo que me está esperando en San Antonio del Táchira y otros que nos esperan en Ecuador”, menciona a la vez que señala su bicicleta color blanco doblada y guardada dentro de una bolsa negra.