El presidente de la Federación de Asociaciones de Productores Agropecuarios de Venezuela (Fedeagro), Osman Quero, expresó que para fortalecer la producción del sector agrícola se requieren al menos 1.500 millones de dólares anuales, por un lapso de tres años, para recuperar la producción de algunos rubros hortícolas que se vieron afectados por las continuas lluvias que azotaron al país entre el 24 de junio y nueve de julio de este año.
«Antes de los acontecimientos causados por las lluvias entre junio y julio, el sector agrícola requería de financiamiento para poder hacer frente a la situación, ahora con esto es urgente recuperar la producción de papa, cebolla, zanahoria, remolacha, lechuga, ajo y repollo, así como otros tubérculos en áreas productoras de Trujillo, Mérida y Táchira», afirmó Quero.
El representante del gremio añadió que reportes levantados por la federación detallan que se han reportado grandes pérdidas en más de 700 hectáreas de tierras sembradas en los estados afectados con 400 productores con pérdidas totales.


Acercamiento a las autoridades
El representante manifestó que se encuentran en mesas de diálogo con el Ejecutivo nacional para conseguir financiamiento, a fin de atender a los productores e incrementar el abastecimiento nacional que se ubica en 63%.
«Estamos logrando el acercamiento con los distintos entes gubernamentales para dar apertura o formalidad al financiamiento agrícola, de tal manera que los 400 productores afectados puedan reponer parte de lo que han perdido», afirmó el presidente del gremio.
Quero resaltó la labor que han venido haciendo los agricultores y aplaudió el esfuerzo que han hecho por buscar vías alternas para movilizar a los mercados las hortalizas, verduras y frutas, con el fin de contrarrestar un hipotético desabastecimiento en el país.
Problemas que complican al sector agrícola
La situación de las lluvias ha puesto cuesta arriba el querer seguir invirtiendo en el agro porque han traído inestabilidad en los suelos, cosechas no recuperables y la preocupación de productores, quienes afirman que no cuentan con un plan de atención de riesgo ante circunstancias naturales.
Efraín Dávila, agricultor del municipio Rangel del estado Mérida, sostuvo que no sólo se pierde lo sembrado, sino que detrás de esa pérdida hay una aún mayor y es la inversión acompañada de la esperanza del éxito. «En mi caso, más de la mitad de la cosecha la he perdido, la parcela quedó inservible por la anegación que se registró en junio, son más de $2.500 que estaban invertidos», dijo.


Por su parte, Javier Contreras, productor del Táchira, expuso que también tienen que hacer frente a otros retos como la adquisición de insumos agrícolas a elevados precios, acompañado de la recarga continua de combustible en el mercado negro por fallas en la distribución.
«Toda la vida hemos vivido de esto, y estamos conscientes que en cada temporada sembramos a riesgo, pero este año todo ha sido diferente y las pérdidas casi que totales. Pedimos a Dios que esto mejore para poder levantarnos y reorganizarnos, hay que evaluar todo», soltó Contreras.