El gobierno de Bolivia, anunció la tarde de este miércoles la declaración de emergencia nacional debido a las devastadoras inundaciones que han azotado al país tras una temporada de lluvias que ya supera los cinco meses de duración. Según el presidente de la nación, Luis Arce afirmó que «Estos desastres naturales nos exigen declarar la emergencia nacional, lo que permitirá movilizar recursos económicos y atender los daños que están afectando a todo el territorio nacional».
Las regiones más afectadas de Bolivia incluyen el departamento amazónico de Beni, el altiplano de Oruro y zonas productivas clave como Santa Cruz, Chuquisaca y La Paz. Según los reportes oficiales, el temporal iniciado en octubre ha dejado un saldo trágico de 51 personas fallecidas, ocho desaparecidas y unas 325 familias gravemente afectadas.


Balance de daños ofrecido por el gobierno de Bolivia
El presidente detalló que las lluvias han destruido más de 800 viviendas y dañado 29 centros educativos. Además, múltiples carreteras han sido inhabilitadas por deslizamientos e inundaciones, dejando a comunidades rurales incomunicadas.
En Beni, el gobernador Alejandro Unzueta describió la situación como «caótica». «Ríos desbordados han provocado severas inundaciones, y en las últimas dos semanas las lluvias intensas han agravado el panorama. Varias comunidades indígenas están afectadas, al igual que la producción de arroz y la ganadería. Muchas pasturas han quedado sumergidas, y será necesario forraje para los animales», explicó.


Mientras tanto en Santa Cruz, considerado el corazón productivo del país, los desbordes de ríos han afectado cosechas de soja, arroz y otros alimentos. Esto podría derivar en una crisis de escasez alimentaria que se sumaría a la ya existente falta de combustible en Bolivia.
En el norte de La Paz, una de las primeras regiones en declarar emergencia, las lluvias también han afectado zonas mineras. Las autoridades temen que la situación empeore, ya que los pronósticos meteorológicos indican que las lluvias continuarán hasta mediados de abril, incrementando el riesgo de nuevos desbordes y desastres en las comunidades vulnerables.

