Desde hace años, los pacientes renales y oncológicos enfrentan una batalla marcada por el desamparo estatal. Al cerrar 2024, la situación no ha mejorado en Barquisimeto, y estos pacientes siguen padeciendo las consecuencias de una infraestructura sanitaria deficiente, la falta de equipos médicos esenciales y la escasez de medicamentos oncológicos. La elevada carga económica que representa un tratamiento oncológico, con costos que pueden superar los $1.000 por ciclo de quimioterapia agrava aún más su situación.
El testimonio de pacientes renales va acompañado de impotencia, señala Héctor Colmenárez, diputado y presidente de la Fundación Amigos del Paciente Renal (Fundaprel), porque «la lucha continuará, ya que además de lo asistencial exigimos que se garantice infraestructura», siendo una situación que viven alrededor de 1.250 personas con esta enfermedad en Lara.
Su lista de problemas comienza con la falta de mantenimiento de las máquinas en las ocho unidades de diálisis, ya que funcionan un estimado de 250 máquinas, pero se necesitan otras 30 totalmente operativas. Los pacientes se quejan de la intermitencia de la hemodiálisis, lo que suele retrasar los turnos y los obliga a recibir sólo tres horas del servicio de diálisis, en lugar de las cuatro horas necesarias para eliminar todas las toxinas de su cuerpo.
Reconocen que durante las protestas más recientes, consiguieron la intervención del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) y lograron que, en algunas unidades de diálisis, se asignara un técnico fijo para el mantenimiento de los aires acondicionados. Luis Parra y Julio Rodríguez admiten que ya no necesitan traer el ventilador de su casa, debido al calor insoportable.
Pacientes son más vulnerable por emergencia humanitaria
Continúan sin contar con laboratorios para sus estudios rutinarios. Mencionan que el suministro de Zemplar, para controlar la paratohormona y regular los niveles de fósforo y calcio, es irregular. Cada inyección de este medicamento tiene un costo mínimo de $50, y algunos pacientes requieren hasta cuatro dosis.
La situación es similar a la denunciada por la Fundación de Pacientes Oncológicos de Venezuela (Fundapov). Su directiva, Mildred Crespo, lamenta que los pacientes se sientan desamparados debido a la falta de equipos para estudios de prevención en centros asistenciales públicos. La escasez de mamógrafos y las dificultades para realizar citologías agravan la situación, mientras que la incidencia del cáncer de mama continúa aumentando hasta en un 60% de los 460 casos registrados.
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