William Croes| LA PRENSA.- El servicio de 24 horas es cosa del pasado. La inseguridad le ha puesto horario de oficina a los grueros. Están acorralados. La única manera para resguardar su integridad y la de su vehículo, fuente de trabajo, es limitando sus labores, pese a que esto repercuta de manera directa en sus ganancias.
Así están más de 250 grueros de Lara que después de las 6:00 de la tarde ya dejan de circular por la calle o se retiran de sus puntos fijos de trabajo. A esa hora ya comienzan a guardar las grúas en los estacionamientos, sus dueños sólo salen si reciben una llamada de auxilio de un familiar o de un cliente especial. A desconocidos no les prestan el servicio ni que tengan una buena referencia.
“No vale la pena exponerse al hampa por 8 mil bolívares. El vehículo y la integridad física vale más que un remolque”, expresa Ángel García, miembro del club de grúas Centro Occidente, que representa a grueros del estado y está adscrita al Club Grúas Venezuela, el cual aglutina a más de mil 300 prestadores de servicio.
No hay nadie que esté más expuesto que un gruero en la madrugada. Muchos son encañonados cuando se bajan de sus vehículos para socorrer a sus clientes. La mayoría de los atracados no terminan de enganchar el carro accidentado en la guaya, cuando son interceptados por un par de tipos que le colocan el arma en la sien y luego dan la voz de quieto.
Máximo cuidado
Los grueros no se deben cuidar solamente de los malandros, sino también de algunos clientes. En dos oportunidades, en la ciudad, han caído en la trama de quienes piden servicios y resulta que en sus carros hay grandes cantidades de panelas de supuesta droga.
“Ahora hay que tener mucha malicia, porque estamos pagando justos por pecadores”, expresa José Ramírez, representante del Club de Grúas, quien ha visto cómo los cuerpos policiales en vez de hacer las averiguaciones pertinentes resuelven el caso deteniendo al conductor y a la grúa.
Los trabajadores se excusan de que no poseen un sistema informático que les diga que están prestando un servicio a un carro robado o que carga sustancias estupefacientes.