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El Río Turbio que le dio vida a Barquisimeto se ha ido degradando en los últimos 90 años

Lo que un día fue un río navegable, hoy es un caudal escaso de aparente tranquilidad, que recorre un camino largo y sinuoso. El Río Turbio debería ser el alma de Barquisimeto, porque en sus riberas se fundaron los primeros asentamientos poblacionales que dieron origen a esta ciudad. Pero ha sido tan intervenido y perturbado por el hombre, que desde restos fecales hasta desechos industriales han contaminado sus aguas en los últimos 90 años, arrasando con su fauna y vegetación.

El color ceniza que lo caracteriza, se debe a sus tierras arcillosas y a los sedimentos que arrastra. Nace en la cordillera andina, al sur de Sanare y sus aguas se conectan con el rio Buría para formar el río Cojedes. Luego desemboca en el río Portuguesa, posteriormente en el río Apure, hasta rendirle tributo al majestuoso río Orinoco, que vierte sus aguas en el océano Atlántico.

Los primeros pobladores de sus orillas, fueron los indígenas caquetíos, que dominaban parte del Occidente del país, y le dieron el nombre de río “Variquisimeto”.

“En la tercera década del siglo XVI, cuando ocurre la primera expedición europea, se determina que en los alrededores del río se podían reunir 30 mil guerreros caquetíos en un mediodía. En lo que hoy es el valle del Turbio, había varios caseríos, cada uno de unos 4.000 habitantes. Tenían sus fortificaciones para defenderse de otras etnias. Los caquetíos destinaban un espacio para su piache (curandero), para sus rituales religiosos, su plaza y su calle de acceso principal a los bohíos (chozas)”, contó Romel Escalona, historiador y cronista de la parroquia Concepción del municipio Iribarren.

Por sus aguas, pasó el gran cacique caquetío Manaure, en su marcha desde Coro hasta Apure. Esta población aborigen fue mermando y siendo desplazada por los conquistadores, quienes se adueñaron del territorio.

Se cree que los caquetíos, eran comerciantes que posiblemente navegaron el río Turbio en sus canoas e intercambiaban oro y otros productos que conseguían en Buría. 

Los españoles utilizaron el río Turbio para forjar la vía hacia El Tocuyo en los llamados “caminos de sal”, que eran rutas comerciales de vital importancia.

Barquisimeto debe su nombre al Río Turbio

En 1552, cuando el capitán Juan de Villegas, vio aquél espectáculo de soledad que era el río Turbio y su frondosa vegetación y le preguntó a los caquetíos cómo lo llamaban, y estos respondieron: “Variquisimeto”, que significa aguas color ceniza.

“El fundador español se impresionó tanto con el río, porque era gigante. Se calcula que la fecha fundacional de la ciudad fue hacia el 15 de mayo de 1552. No el 14 de septiembre como todos conocemos. Así lo señalan estudios hechos por el hermano Nectario María, investigador y fundador del Colegio La Salle en Barquisimeto”, señaló Carlos Guerra, miembro dela Asociación de Cronistas del estado Lara.

Barquisimeto tuvo cuatro asentamientos, el primero (de 1552 a 1556) fue en una sabana cerca del río Buría (en Yaracuy), y allí le dan el nombre a la ciudad de Nueva Segovia de Buría. En ese tiempo una crecida acabó con el pueblo. Posteriormente sus habitantes se establecieron en el valle del río Turbio (en el Carabalí, Palavecino).

Pero en 1561, el tirano Lope de Aguirre, un caudillo español de alma siniestra, traidor a su rey, que asesinó sin piedad en su paso por el Perú hasta Venezuela, incendió Barquisimeto, e incluso en las cercanías del río Turbio, asesinó a cuchilladas a su hija Elvira, una mestiza de 16 años, temiendo que fuera violada por los soldados de la monarquía. En este mismo lugar el tirano fue ejecutado.

El tercer asentamiento fue cerca de la confluencia del Turbio con Río Claro, que para la época se llamaba Guacahubana. “La ciudad se reconstruyó al sur del peñón que conocemos como Samurubana (hoy Barici), y allí fue donde Juan de Villegas, le dio el nombre de Nueva Segovia de Variquisimeto”, relató Romel Escalona.

A fines de 1562, la población se mudó a otro sitio donde soplara menos fuerte el viento. “El cuarto y último asentamiento fue en la altiplanicie de Barquisimeto al norte del río Turbio (detrás de la Iglesia Concepción). En un lugar más salubre y de fácil defensa desde el cual podían aprovechar las fértiles vegas del río”. Así lo reseña la Enciclopedia en línea de la Fundación Empresas Polar.

Bolívar pasó por el Turbio   

En el proceso de la guerra de independencia, el río Turbio era utilizado para poder penetrar a la ciudad desde los llanos y el estado Yaracuy. “Es decir que el libertador Simón Bolívar, tanto en la batalla de Tierrita Blanca en 1813 (que se dio donde hoy está la plaza Macario Yépez), como luego, en su visita después de la Batalla de Carabobo, en 1821, atravesó el río Turbio para poder subir hacia la terraza barquisimetana”, enfatizó Escalona.

Carlos Guerra, cronista, indicó que el 14 de agosto de 1821, el Libertador pisó Barquisimeto. “Él Llegó a Los Rastrojos…Venía triunfante de la Batalla de Carabobo, y agarró con toda su caballeriza por las orillas del río Turbio… Subió por lo que hoy es la carrera 17 con calle 20, y fue recibido con algarabía, flores y palmas en el Puente Bolívar (hoy Concha Acústica). Una de las autoridades que lo recibió fue Gumersindo Giménez, quien escribió que el Libertador llegó a las cinco de la tardey la gente lo que le pidió inmediatamente fue un acueducto para Barquisimeto, porque abajo de ese puente, había un fluido de agua cristalina (que se mantiene hasta la actualidad)”, detalló.

Bolívar decreta la construcción del acueducto, pero no se hizo de una vez, sus habitantes tuvieron que esperar muchos. Posteriormente las tropas del general Juan Crisóstomo Falcón, también recorrieron a caballo toda la orilla del Turbio, durante la Guerra Federal (1859-1863).

El presidente de la República Juan Pablo Rojas Paúl (1888 a 1890), hizo todo un montaje de ingeniería para crear un acueducto que partiera del Bosque Títicare al Bosque Macuto, hasta un sector conocido como Caja de Agua (hoy sede de Hidrolara, calle 48 con Avenida San Vicente). Pero ese proyecto se destruyó durante la Revolución Libertadora, hacia 1901.

Caudal de agua dulce

El Río Turbio, fue por muchos años el reservorio de agua dulce más importante de Barquisimeto. Las personas utilizaban esa agua para bañarse, lavar y hasta cocinar.

En 1929, el general Eustoquio Gómez, primo hermano del dictador Juan Vicente Gómez, gobernaba Barquisimeto y ordenó hacer un acueducto que se surtía con los acuíferos del Bosque Macuto.

Hacia 1930, una fotografía del archivo regional, refleja a mujeres recogiendo agua en tinajas en el río Turbio, para hacer sus quehaceres diarios.

Esa zona del Bosque Macuto para los pobladores de Barquisimeto, sirvió de espacio recreacional tanto para la alta sociedad como para las clases más humildes. Allí muchas generaciones enteras aprendieron a nadar.

“En 1936 fueron construidas las piscinas del Bosque Macuto, durante el mandato del presidente del estado Lara, general José Rafael Gabaldón, quien asignó al reconocido ingeniero Omar Soteldo para elaborar este balneario en forma de guitarra, y su fin era impedir que los frondosos chaguaramos que daban vida al Bosque Macuto, fueran víctima de la tala”, resaltó Carlos Guerra.

Las piscinas públicas de Barquisimeto eran únicas en Venezuela. “En ese lugar se daban clases de natación por el profesor Francisco Pallota, quien organizó una competencia en donde resultó ganador la emblemática figura del deporte local, Don Napoleón Rodríguez”, contó Guerra.

Tiempo después, el gobierno del doctor Honorio Sigala, remodeló las piscinas ampliándolas e incorporando un trampolín, una amplia pista de baile, un área de alquiler de trajes de baños e instaló mesas y sillas cómodas para el descanso y el disfrute.

“Lamentablemente esta inmensa piscina fueron abandonadas producto también de irse agotando los acuíferos por la desmedida instalación de bombas de agua que iban a alimentar el acueducto, contribuyendo a la desaparición de la flora y la fauna de ese paraíso terrenal”, exclamó el historiador.

En 1940 se perforó una batería de pozos en Macuto, y en 1952 cuando Barquisimeto cumplió 400 años de fundada, se creó la Planta de Tratamiento El Manzano, durante la dictadura del general Marco Pérez Jiménez.   

Río temerario

A medida que Barquisimeto comenzó a desarrollarse, el río Turbio resultó afectado por la minería no metálica y la extracción de agua directamente de su cauce. Además del ingreso permanente de efluentes urbanos y agroindustriales sin tratamiento previo, que se han vertido en sus aguas desde la colocación de los drenajes, hace unos 90 años atrás. “Ha habido una explotación desmedida en todas sus orillas”, denuncian historiadores.

Cuando gobernaba el estado Lara el doctor Eligio Anzola Anzola, en 1962 se construyó la polémica Avenida Uruguay, que se hizo con la finalidad de que los barquisimetanos volvieran a mirar el Río Turbio como un atractivo turístico y  de recreación. En esa década de los 60 se construyó el Puente Macuto.

Entre los años 1993 y 1994 se creó la avenida Hermano Nectario María, conocida como la Ribereña. Y en abril de 1999, una crecida del río, el Puente Macuto se partió en dos y dejó incomunicada a todo el Sur de Barquisimeto. Un recuerdo que aun mantienen presente los barquisimetanos.

“En ese año la gente decía que el Río Turbio se estaba volviendo a ver como lo que era, un río gigante y navegable. Su furia fue tal, que sus aguas casi llegaron a la avenida Ribereña y las personas por varios días tuvieron miedo de circular por esta vía exprés”, reveló Guerra al afirmar que este río ha sido siempre el hijo que está al lado de la ciudad de Barquisimeto, que le ha dado su identidad, que es una referencia de su paisaje urbanístico, pero que lamentablemente no ha sido preservado por sus pobladores.

Cuestionan que hoy los ciudadanos que residen tanto en Barquisimeto como en Cabudare, no tienen una conexión ni sensibilidad hacia el río Turbio, lo que dificulta el desarrollo de campañas para su conservación. En sus riberas, desde hace años, se extrae granzón de manera indiscriminada, lo cual, según investigadores de la UCLA, podría ser solo la punta del iceberg del problema. Es tributario del Orinoco, cuyas aguas son las más contaminadas, y afectan a una población superior al millón de habitantes.

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Ana Uzcátegui

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