Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA.- Baños sucios y llenos de excremento, cloacas desbordadas, basura amontonada, maleza, falta de agua potable, electricidad y poca ventilación, son las tétricas condiciones en las que han vivido desde hace un mes, 17 pacientes positivos con COVID 19 que se encuentran internados en la Casa del Apostolado en Carora, municipio Torres, que funciona como Puesto de Atención Integral (PASI).
María Castillo, es médico internista del Hospital Pastor Oropeza en la capital torrense, contó a LA PRENSA que fue sacada de su casa cuando las autoridades de ese centro asistencial recibieron su prueba PCR positiva. «Me contagié por brindarle atención médica a una paciente embarazada con coronavirus el pasado 15 de septiembre, y ahora las autoridades de salud se están lavando las manos con mi caso. Alegan que la responsabilidad fue mía porque decidí atender a la paciente en el tercer piso, cuando era mi deber brindarle atención», destacando que no se entiende cuando el deber de todo médico es brindar atención a su paciente.
Sostiene que por medidas de prevención se mantenía aislada en su vivienda, pero la sacaron del lugar bajo engaño. «Me decían que en el PASI iba a recibir el tratamiento y la atención adecuada y fue todo lo contrario, me encontré con una casa abandonada, llena de polvo y con habitaciones que tenían telarañas».
Asegura que al igual que los demás enfermos desde que ingresó nunca ha sido valorada por un médico. Sostiene que el lugar no cuenta con personal de salud, a pesar que hay un paciente de 15 meses, una niña de 11 años, una adolescente que ingresó con dificultad respiratoria aguda, dos adultos mayores, una señora hipertensa y un señor diabético.
«El director del Hospital de Carora, Ángel Chirinos, nos vino a visitar este domingo, pero no entró al PASI, él junto a su esposa vinieron a amedrentarnos y a decirnos que si seguíamos denunciando por las redes sociales nos iban a mandar a la Villa Bolivariana en Barquisimeto», reveló.
Sostiene que el niño de 15 meses que está internado en el lugar con su madre, dependen de los alimentos que envíe la Alcaldía de Torres diariamente, pero afirma que el desayuno les llega pasada las 10 de la mañana, el almuerzo luego de las dos de la tarde y la cena a las 4:00 PM. «Aquí vino la esposa del señor Ángel Chirinos que es enfermera, y al reclamarle por la demora de los alimentos su respuesta fue que ojalá no nos trajeran comida para que pasáramos hambre«, expresó.
A los pacientes les han dicho que los médicos, paramédicos ni enfermeras llegan al PASI porque no tienen gasolina para trasladarse, hay personas que tienen 30 días esperando la nueva prueba PCR para saber si están curados. Los mantienen custodiados por milicianos, como fueran «presos».
«Un milicianos se ha portado grosero, hasta ha invitado a dormir con él a una de las pacientes, a pesar que hemos puesto la queja al director del centro de salud, no lo han cambiado», resaltó.