Osman Rojas| LA PRENSA.- Hizo una llamada telefónica para confirmar que allí tenían el medicamento. “Me llamó Rafael Fuentes y busco fenobarbital de 100 mg. Me dijeron que usted estaba vendiendo”, preguntó esperanzado. Del otro lado del teléfono la voz de una mujer le respondió. “La caja cuesta 4 millones 800. El pago se hace por Provincial o Banesco”, dijo sin vacilar.
Fuentes pidió una prueba fehaciente de que allí tenían el medicamento y la mujer envió por medio de WhatsApp una imagen de la caja de medicina. “Apenas haga el envío yo le paso una foto. Luego de eso usted me transfiere”, dijo una mujer que se identificó como Rosa.
Hasta ese momento Fuentes ni siquiera se imaginaba que en menos de 48 horas iba a pasar a engrosar la lista de personas estafadas con medicamentos.
Un día después de la conversación telefónica Rosa envió una caja a través de una empresa de encomiendas para Barquisimeto. El hombre hizo la transferencia y esperó contento su medicamento. Al día siguiente Fuentes fue con su hija a buscar el paquete y cuando lo abrió se dio cuenta que, dentro de la caja de fenobarbital, habían tres blíster de acetaminofen. “Me robaron”, fue lo primero que dijo el hombre.
“Por confiado me pasan las cosas. Hubiese esperado que la caja llegara”, lamentaba el hombre. Según cuenta Fuentes el contacto lo consiguió su hija por medio de Facebook. Toda la negociación se hizo por llamadas telefónicas por lo que no quedan pruebas del compromiso de los involucrados. “Lo peor es que ni el teléfono me atiende”, cuenta.
Fuentes no es la única persona estafada por medicamentos y es que, según denuncia la Organización Lara Entera por la Salud (OLES) el pasado mes de mayo se registraron en Fiscalía 4 denuncias de personas que habían sido estafadas por comprar medicamentos falsos o dañados.
“Hay gente haciendo fiesta con el negocio de los fármacos y lo peor es que nadie hace nada”, denunció César Ribas, presidente de OLES.
El directivo asegura que los bachaqueros de medicinas se pueden observar en las redes sociales comercializando, sin ningún tipo de complejos, medicinas que no se ven ni en las droguerías ni en los hospitales.