María B. Jordán | LA PRENSA DE LARA.- La intención de intervenir y restaurar obras urbanas y espacios que forman parte del patrimonio cultural no es una mala idea, pero los artistas y conocedores del área advierten que colocarle colores llamativos y figuras excesivas causan un choque visual y agreden a las obras de arte y pierden su esencia.
Los artistas se refieren a las obras de embellecimiento que el Gobierno realiza en diferentes espacios de Barquisimeto. Aseguran que lo hacen con ignorancia e improvisación, porque al momento de intervenir una obra urbana se debe planificar un estudio y consultar con escuelas de Arquitectura y Arte para evitar que exista una agresión. Sin embargo, La Prensa desconoce si realmente el Gobierno tomó en cuenta la opinión de expertos.
«Eso es del mal gusto», dijo Al Venegas, artista plástico, museógrafo y curador al referirse a los colores «llamativos» con los que fue intervenido el Obelisco y sus alrededores. Agregó que se trata de desconocimiento.
Al recorrer las calles se pueden ver plazas como la Rafael Rangel; Los Ilustres, en la avenida Vargas, además de la plaza Los Abuelos en la entrada de Patarata que están llenas de colores llamativos como el anaranjado, verde, rojo, azul y el amarillo que chocan con la arquitectura.
Venegas explicó que esos colores no corresponden al manejo de los larenses, sino que deben ser colores tierra, ocre e incluso terracota. Las figuras tampoco tienen sentido, según Venegas quien añade que para colocarle deben estudiar los diseños, el espacio, la ubicación e incluso la circulación, bien sea de peatones y vehículos.
Yuyita de Chiossone, miembro de la Fundación Amigos del Casco Histórico, dijo que tienen conocimiento que para intervenir el Obelisco hubo asesores, pero desde la Alcaldía de Iribarren aún no dan explicaciones sobre el uso excesivo de colores y diseños. Añadió que incluso en el Casco Histórico, algunas edificaciones fueron pintadas con colores llamativos cuando debe predominar el blanco y el terracota.
Los artistas plásticos detallan que la idea no es buscar un culpable, porque los gobiernos pasan y las obras quedan, pero lo ideal es que el patrimonio cultural no sea modificado para que se mantenga.