Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- La soltura en la expresión corporal, solistas que cautivan en cada interpretación y una ejecución impecable hablan de esa entrega de la única banda infantil en el país que tiene de raíz al jazz como género musical y que desde hace 12 años se exalta en Barquisimeto como Pandijazz. Cierran este mes de celebración con alrededor de 30 actividades y mantienen el compromiso de seguir creciendo a partir de la armonía moderna, cuyo repertorio sorprende con la combinación de estilos.
Se trata de una breve presentación de esta agrupación que despierta ovaciones y aplausos de pie. Es el fruto de la disciplina en ese lenguaje musical que procuran desde Darisol Hernández en la dirección general junto a Numa Araujo y en la subdirección Nelson Peralta. Todos se esmeran en la disciplina que empieza en los ensayos y exige aún más en una semana que ha sido de presentaciones consecutivas en el marco del Día Internacional del Jazz.
Hernández recuerda los inicios con la directora fundadora Norbelis «La Beba» Lameda y el resto de directivos que han contribuido a lo largo de la trayectoria de la banda hasta la actualidad con Numa Araujo. Músicos que le han puesto corazón y han aportado arreglos al repertorio. «Hemos crecido y superado momentos signados por la diáspora que luego se extendieron por pandemia, pero permitieron seguir creciendo», resalta y explica que al combinar diversos géneros resultan atractivos para cualquier edad y le dan la facilidad a los músicos para que se destaquen libremente en la ejecución de cualquier instrumento.
Una evaluación que ha permitido el crecimiento de sus participantes con la exigencia de festivales nacionales y que tuvieron la dicha de engalanar el Festival de Jazz en Oslo, Noruega. De allí, que aspiran que se extiendan las invitaciones y seguir dejando en alto el talento musical de Barquisimeto.
Del corazón
Una sede con aires coloniales a lo alto de El Manzano conspira a favor de Pandijazz, rodeados de la naturaleza de este lugar tan propicio para el despertar de las musas. La algarabía es incontenible entre ellos y cuando se trata de un ensayo, se aprecia con el tono de voz alta, sonrientes y ubicándose al frente de sus instrumentos. Vibran las energías de Carlos Roa, María Estefany Ortega, Anabella Campins, Juan Esteban y Juan Carlos Ortega; mientras Aura María Ortega combina la trompeta y suele ser vocalista junto a Melanie e Ivana Ávila Matheus. En cuestión de minutos, Numa Araujo y Nelson Peralta les recuerdan que atienden a la concentración con ese conteo regresivo hacia el repertorio.
«Valerie» es la primera pieza y se escucha la voz aguda de Melanie, que al poco tiempo es acompañada por Ivana, ambas conducen a ese canto sentido que induce la compañía de la batería y trompeta hasta que se van sumando el resto de los instrumentos. Luego tienen como vocalista invitado a Derek Fuentes en «Mi bendición«, llevando al sentimentalismo de Juan Luis Guerra.
Con la esencia
Para el guitarrista y actual director de Pandijazz, Numa Araujo, uno de los pilares de esta banda, comienza por sacar provecho a la versatilidad del jazz, cuya libertad permite el mejor desarrollo en la carrera de estos noveles músicos. Destaca que asumen la renovación de estilos, pero sin dejar a un lado las raíces de ese género tan rico desde lo rítmico y presto a los arreglos.
No abandonan el foco principal, permitiéndose el disfrute de la ejecución del blue, funk, soul y otros que alimentan ese ambiente de niños y adolescentes ansiosos por seguir descubriendo otros escenarios del mundo musical.
La prioridad está en ofrecerles las herramientas para desarrollar los conceptos de la música moderna, sin descuidar al jazz. «Acá tenemos la base de la música que actualmente escuchamos, porque su parte rítmica es fundamental», precisa y expresa que el profesor Juan Oropeza es uno de los principales apoyos de la banda.
Dice que se encuentran realizando arreglos junto a los que dejaron los directores anteriores, como Fausto Castillo y David Aricuco. Todo en función del refrescamiento de estilos, con hincapié en vocalistas y la ventaja de que los integrantes han madurado, reconociendo su rol en la banda y en la música.
Buscan que los niños crezcan en un ambiente agradable para el desarrollo de su talento y que tengan metas más interesantes en común. Siempre les gusta incluir la pieza Chameleon, porque permite determinar el avance de los miembros en el área de la improvisación, como la creación de melodías cuando se encuentran en medio de un concierto. Una razón de peso para ser uno de los clásicos de Pandijazz.
Recalca que el trabajo que realizan desde la academia permite su formación integral y con la exigencia de los profesores. Respetan el orden en la iniciación y con la intención de conseguir la profundidad del jazz a la brevedad posible, empezando desde el repaso del lenguaje musical e introducción a la armonía moderna. Son claves que permiten el aprovechamiento del talento de estos músicos.
Todo indica al profesionalismo de Pandijazz, con un semillero que siempre germina en talento musical.
Aplicarán un proyecto para el crecimiento de la banda
Los miembros de Pandijazz crecen en esta banda y así lo demuestran algunos con 9 años de permanencia. Una situación que lleva a la academia a expandirse en la formación de quienes empezarán a abandonar la adolescencia. Así lo ratifica el subdirector, Nelson Peralta, reuniendo al grupo de profesores que integran esta academia.
Señala que lo más importante es conservar la esencia de ese lenguaje musical y ofrecer la oportunidad a quienes han crecido en las filas de esta banda infantil. «Ellos han entendido que la música implica una concepción más allá de una distracción y que exige su preparación», insiste.
Agradece que los integrantes están conscientes de la importancia de la armonía, del ensamble, composición y en la universalidad del lenguaje musical. Lo conciben desde la exigencia diaria y reforzada con los ensayos en casa, además de quienes tienen la oportunidad de recibir clases particulares.