La estrella global del pop español, Rosalía, ha dado un gran giro a su carrera artística con el lanzamiento de «Lux», un álbum abiertamente espiritual compuesta por quince temas interpretados en 13 idiomas, una propuesta conceptual que ha resonado en las altas esferas de la Iglesia Católica, recibiendo validación tanto de obispos locales como de autoridades del Vaticano.
La recepción eclesiástica ha sido notablemente positiva. Xabier Gómez García, obispo de Sant Feliu de Llobregat, que forma parte de la diócesis que abarca Sant Esteve Sesrovires, pueblo natal de la artista y donde su abuela asiste a misa, fue uno de los primeros en pronunciarse.


A través de una carta abierta, Gómez destacó que, a pesar de su estilo a veces provocador, Rosalía aborda con «mucha libertad y sin filtros» conceptos como Dios, el deseo y la sed interior. Para el religioso, «Lux» no es solo un producto musical, sino una búsqueda espiritual madura basada en testimonios femeninos.
Esta visión es compartida por el cardenal José Tolentino de Mendonça, prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación del Vaticano. En declaraciones recientes a la agencia EFE, el purpurado señaló que cuando una figura de la talla de Rosalía explora la espiritualidad, evidencia una «necesidad profunda en la cultura contemporánea» de cultivar la vida interior frente a la insatisfacción del mundo secular.


Esta profundidad también ha sido valorada por académicos como Josep Oton, del instituto de teología ISCREB, quien resalta la capacidad de la artista para crear música popular con raíces culturales hondas, accesible para audiencias diversas.
La inspiración detrás de Lux
El cambio de Rosalía trasciende lo sonoro y alcanza su imagen pública. Según explicó la propia artista en México, este trabajo surge de un anhelo personal de guía y del estudio de hagiografías de santas de todo el mundo. «Un artista duda menos de su vocación cuando trabaja al servicio de Dios que cuando trabaja al servicio de sí mismo», afirmó, resaltando la necesidad de fe y verdad en la era actual.


A pesar de la fuerte simbología católica, el álbum evita el dogmatismo rígido, incorporando influencias de otras tradiciones, como citas de poesía sufí. Además, Rosalía mantiene su esencia humana y terrenal en temas como «La perla», donde dirige sus críticas hacia un antiguo amor.
Desde sus primeros versos, que plantean la dicotomía entre amar al mundo y amar a Dios, este proyecto se establece como una ruptura deliberada con sus éxitos anteriores, apostando por una mezcla hábil de alta cultura y pop masivo.


