Guaro Mirón | LA PRENSA.- Mis fieles lectores me conocen de punta a punta y saben que siempre defiendo el deporte, por eso me indigna ver la situación en la cual se encuentran la mayoría de las canchas en el oeste de la ciudad. En este caso me refiero a un espacio deportivo del barrio Santo Luzardo, donde parece que un huracán arrasó con las instalaciones.
El montarral llega a la altura de las rodillas y los tableros se encuentran oxidados y sin la malla. Apenas llegué estos pequeños vecinitos de la comunidad se acercaron para pedirme ayuda con las autoridades, ya que anhelan estrenar una cancha pepona donde puedan jugar, pasar un momento chévere por las tardes y alejarse de los vicios.
La pared que recubre el área está full de boquetes y por poco se viene abajo, pudiendo generar una tragedia con los cientos de vecinos que habitan en el sector.
De las 6 luminarias, solo funcionan 2 y a medias porque de broma alumbran, por eso los encuentros deportivos deben hacerlo hasta temprano para aprovechar la luz del sol.
Junto a la comunidad de Santo Luzardo deseamos hacer un llamado especial a mi pana Alfredo Ramos para que le de un cariñito a esta cancha que necesita urgente una reestructuración, sobre todo con el techado e instalación de tableros.