Luis F. Colmenárez | LA PRENSA DE LARA.- Rodeadas de pobreza y necesidad. 140 familias de la comunidad «Las Cocuizas del Norte 2021», ubicada en Carorita, al norte de Barquisimeto, son el retrato de un país en el cual la indolencia y la falta de atención por parte de entes gubernamentales están a la orden del día.
Luego de 11 años de haber sido fundado, este sector se encuentra sumido en un mar de carencias que hace que sus habitantes vivan sus días en un completo calvario.
En un extenso terreno donde imperan ranchos de zinc, adobe y madera, viven personas con sueños y ganas de salir adelante. Sin embargo, la vida no los ha tratado nada bien y con mucho esfuerzo se las han tenido que ingeniar para confrontar su triste realidad.
Las humildes viviendas generan contraste ante la vista de visitantes, y es que se encuentran justo al lado de la urbanización «Brisas de Carorita II», uno de los complejos privados más emblemáticos de la zona norte.
Al entrar a uno de estos ranchitos, se percibe cómo el calor que debe tener un hogar queda opacado por el frío que se deja colar por los huecos que tienen sus paredes. «Cuando llueve nos mojamos todos, los que tienen niños pequeños se las deben ingeniar para no dejarlos pasar frío», contó Domingo Asuaje.
Asuaje, a sus 68 años, sigue buscando el pan de cada día en las calles. A pesar de haber tenido 15 hijos y cuatro de crianza, ninguno de ellos ha velado por su bienestar.
«A diario salgo a buscar dónde limpiar patios de casas y ganarme un dinerito para comprar comida», dijo. Como plan B comenzó a sembrar auyamas y maíz en el extenso terreno que posee, detalla que no sólo lo hace por él, sino que además tiene como objetivo ayudar a sus vecinos que no tengan cómo alimentar a sus familias.
La situación es tan crítica, que estas familias ni siquiera tienen acceso a un servicio tan básico como el agua por tuberías, por tal motivo han tenido que recurrir a una toma ilegal que les permite recargar sus tanques los días sábado, cuando se realiza el acostumbrado bombeo para comunidades adyacentes.
Las personas salen con carretilla en mano y caminan varios metros, sólo con el objetivo de no quedar secos y poder contar con el vital líquido para desempeñar sus tareas diarias.
«La gobernación a veces nos manda un cisterna para llenar dos pipas, pero eso es una vez a la cuaresma», dice la señora Nora Fernández.
Otro caso dramático dentro de la comunidad es el de la señora Yoselín Ledezma, quien hace un año se vio obligada a mudarse a un rancho prestado, después de que una corriente de viento pasara con tanta fuerza que hizo volar el hogar donde se resguardaba con sus tres hijos y esposo.
Yoselín, además es abuela de un niño de tan sólo un año de edad que nació con síndrome de Down y no ha podido ser visto por médicos que ayuden a determinar en qué grado se encuentra su condición, pues no cuentan con los recursos suficientes para los estudios.
El aseo son carretillas, sus cisternas son tobos de agua y su medio de transporte las piernas. Aún así nada borra la sonrisa de estas personas, que a pesar de verse arrinconadas por la pobreza no dejan de aspirar a una mejor calidad de vida.
Vecinos coinciden en que son muchas las cosas que necesitan para poder darse el lujo de vivir cómodos. En la larga lista de solicitudes que hacen, mencionan el servicio eléctrico, cloacas, recolección de basura, agua por tuberías y asfaltado.
Todas las familias de la comunidad están rodeadas por una abrumadora cantidad de monte que genera temor, ya que en ocasiones han visto serpientes y ciempiés que ponen en situación de riesgo a cada uno de los habitantes, entre ellos niños y adultos mayores.
Los vecinos también mencionan que el servicio de gas es otro dolor de cabeza, pues si bien reconocen que hace poco más de un mes les vendieron los cilindros, denuncian que estos operativos son intermitentes y por tal motivo deben buscar leña constantemente para poder cocinar.
De igual manera, hacen un llamado al Gobierno a que les ayude a tener una mejor alimentación por medio de las bolsas CLAP.
«Nos meten puro frijol chino y una harina que no compacta. Lo único que de verdad vale la pena es el arroz, la pasta y las sardinas», agregó en tono de denuncia la señora Nora Fernández.
Servicio eléctrico desató una guerra entre los residentes
Una verdadera batalla campal es la que se encuentran librando los vecinos de la comunidad en contra del consejo comunal «Las Cocuizas del Norte 2021». Y es que la nueva administración que fue electa el pasado mes de abril se encuentra inmersa en señalamientos de corrupción, que afirman que sólo buscan el beneficio propio sin importar el resto de las familias que hacen vida en el sector.
Un grupo de vecinos sostiene que desde que la comunidad fue fundada no cuentan con servicio de luz. Como plan de contingencia se vieron obligados a crear tomas ilegales desde la avenida principal o desde las urbanizaciones que se encuentran a su alrededor.
No obstante, indican que este servicio no es óptimo pues constantemente presentan fallas que no sólo han dañado los pocos electrodomésticos que tienen, sino que además los ha obligado a estar sin energía por períodos de hasta tres meses.
Por el hecho de tratarse de una invasión, la comunidad no estaba en condiciones de solicitar servicios básicos; sin embargo, luego de 10 años y pasar a ser pisatarios, comenzaron las gestiones para hacer las respectivas peticiones. Así fue como llegaron hasta la Gobernación del estado Lara y a Corpoelec, donde les indicaron que les entregarían ocho postes y dos transformadores en lo que será una primera fase. El sector necesita al menos 76 postes para atender a las 140 familias que allí residen.
«Nos van a dar ocho postes, pero los van a colocar sólo en la calle donde vive la mayor parte de las personas que integran el consejo comunal y al resto de la comunidad nos van a dejar mirando lejos», dijo con molestia la señora Nora Fernández.
Las personas recalcan que lo ideal es que se coloque un poste en cada una de las cuadras para que sean beneficiados todos por igual.
Sin embargo, Efrainis Cordero, líder político de la comunidad, expone que si bien es cierto que los postes serán colocados en una cuadra donde habita la mayor parte de las personas que integran el consejo comunal, esto no es más que una simple casualidad.
«Fue el ingeniero quien dijo que se instalarían en esta cuadra porque es la única que conecta la avenida principal con el final del terreno, por ende es mayor el número de familias beneficiadas», soltó.
Según dijo, en cuatro meses serán instalados los que faltan.