LA PRENSA DE LARA | EFE.- Los Utah Jazz, el equipo de moda en la NBA y el que tiene el mejor balance de la liga, trituraron desde el triple a unos Los Angeles Lakers (114-89) que, sin Anthony Davis y Dennis Schroder, no levantan cabeza y que acumularon hoy su cuarta derrota consecutiva.
Los Jazz zarandearon a los Lakers, inferiores a los locales en casi todo el partido, y ganaron con una facilidad asombrosa a los actuales campeones de la NBA para lograr su victoria número 22 en los últimos 24 partidos que han disputado.
Jordan Clarkson (18 puntos, 4 rebotes), Rudy Gobert (18 puntos, 9 rebotes) y Donovan Mitchell (13 puntos, 10 rebotes y 8 asistencias) encabezaron a unos Jazz absolutamente corales (seis jugadores por encima de 10 puntos y ninguno de ellos con más de 20) que siguen como líderes de la Conferencia Oeste con 26 victorias y 6 derrotas.
Por parte de los Lakers (22-11), que continúan sin contar con Davis por lesión y Schroder por el protocolo del coronavirus, James fue el más destacado (19 puntos sin jugar en el último cuarto) en una noche muy decepcionante de la defensa de los angelinos.
Gasol sumó 8 puntos (3 de 7 en tiros), 2 rebotes, 2 asistencias, un tapón y un robo frente a una pérdida en 19 minutos.
Los Jazz dominaron con mano firme el encuentro gracias a una ofensiva totalmente engrasada y, en especial, un gran acierto desde el triple: 22 de 48 (46 %) ante el 8 de 33 (24 %) de los Lakers.
Mike Conley arrancó el partido a tope de revoluciones en los Jazz: consiguió 8 puntos en poco más de tres minutos y no falló ningún tiro en los dos primeros cuartos.
Frente a la exhibición del base de los Jazz, los Lakers salieron más enchufados que en otras veladas recientes y respondieron bien al desafío Talen Horton-Tucker y Markieff Morris, que eran las novedades de Frank Vogel para el quinteto inicial.
Mitchell no daba una (0 de 6 en tiros), pero el acierto desde el triple (6 de 12 frente al 1 de 7 de los Lakers) sostenía de maravilla el ataque de los Jazz.
En cualquier caso, LeBron James y sus escuderos no se escondieron, aportaron esfuerzo en la parcela defensiva y ganas de correr al contraataque, y mantuvieron el encuentro equilibrado tras el primer cuarto (24-23).
La tormenta desde el perímetro comenzó poco después.
Tres triples consecutivos, con Clarkson uniéndose a la fiesta del tiro de exterior de Conley, catapultaron a los de Utah (35-25 tras tres minutos).
Resulta difícil exagerar la extraordinaria puntería de los Jazz en la primera mitad, que se vio favorecida por una muy fluida circulación del balón.
El conjunto dirigido por Quin Snyder anotó 11 triples antes del ecuador del segundo cuarto, y en la primera mitad conectó 14 tiros de tres en total (de 23 intentos, 61 %), un registro que igualó el récord de la franquicia.
Dos triples frontales y seguidos de Gasol frenaron momentáneamente la sangría de unos aturdidos Lakers, pero al final los Jazz se marcharon al vestuario con una ventaja considerable (63-47) y con la sensación de que eran muy superiores a sus rivales.
Un buen ejemplo de lo bien que discurrían las cosas para los Jazz es que Mitchell no metió su primer tiro hasta que quedaban menos de cuatro minutos en el segundo cuarto, pero su equipo no le echó de menos para despedazar a los Lakers antes del descanso.
No hubo reacción en la reanudación.
Bogdanovic encestó el enésimo triple y Gobert se puso las botas en la zona ante la desidia de los Lakers para defender el bloqueo y continuación que, una y otra vez, proponían los Jazz con el francés.
Pronto aparecieron las diferencias superiores a los 20 puntos, pero tan preocupante para los Lakers era la paliza que estaban encajando como la falta de actitud que mostraban sobre la cancha.
James se quedó solo contra el mundo, los fallos desde el tiro y los errores con el balón no paraban de amontonarse, y la defensa desaparecía sin ningún arrebato de orgullo o rabia.
El último cuarto, al que los Lakers llegaron 26 abajo (90-64), no tuvo historia y los de púrpura y oro reservaron a James, que no jugó ni un solo minuto en el parcial final.