Daniela Valladares | LA PRENSA.- Con tres palos se sostiene una de las paredes de la casa de Laura Torrealba quien vive sola con su hija de diez años. “Tengo miedo despertar con mi hija y que estemos cubiertas de cemento y bloques”, confiesa la dama, mientras observa las grietas que adornan las paredes de la sala.
Los bomberos del municipio Jiménez, emitieron una orden de desalojo en el año 2012, porque la vivienda puede desplomarse en cualquier momento, sin embargo Laura se mantiene aferrada a su casa porque no tiene para dónde irse a vivir con su hija.
Desde esa terrible notificación comenzó a mover cielo y tierra para conseguir una nueva vivienda por parte del Gobierno Nacional, pero la respuesta siempre ha sido la misma “hay que esperar”, en eso ya han transcurrido cuatro años.
Como este caso, hay otras 58 familias en el sector Los Compadres de Tintorero, los residentes viven en zozobra, porque las grietas aparecen por doquier y las bases son tan estables como una gelatina.
Con carpetas y papeles en mano Ana Mendoza, otra de las afectadas, relató que han solicitado por todos los entes correspondientes, la solicitud para la construcción de nuevas casas, pero sólo han recibido la losa, el pasado mes de abril.
Por eso tuvo que buscar refugio en una iglesia de la comunidad, donde le abrieron las puertas y le brindaron techo y comida para ella y sus tres hijos pequeños, ya que el cuarto donde vivía está a punto de irse abajo.
“Llevamos 3 años viviendo en la iglesia, fueron los únicos que nos brindaron ayuda y apoyo en esos momentos tan difíciles en los que se queda sin nada”, revela afligida Mendoza, quien continúa con la fe intacta y espera que para finales de este año, pueda mudarse a su nueva casa.
Expresan que en Corpolara, les explicaron que la falta de materiales atrasa la culminación y que deben esperar por ello.
Ante esto los vecinos de la comunidad denuncian que hay otros sectores que sí han recibido el cargamento completo de los materiales, por eso se encuentran desesperados y molestos, ya que desde hace cuatro años están esperando por la vivienda y lo único que han conseguido, ha sido la losa y algunas cabillas.
“Estamos cansadas de tocar puertas y mandar cartas, la mayoría somos madres solteras que necesitamos brindarle un techo seguro a nuestros hijos”, confiesa Montes, a quien le derrumbaron su casa por ser inhabitable y ahora vive arrimada en casa de su suegra.
Los vecinos expresaron que se sienten olvidados por parte de las autoridades ya que tienen un rosario de problemas y los entes correspondientes, solo asoman las narices en el poblado cuando es la feria de Tintorero para medio acomodar por los alrededores, sin tomar en cuentas las verdaderas necesidades que padecen todos durante el resto del año por lo que exigen beneficios.