EFE | LA PRENSA.- El recuerdo de la devastación que causó el ciclón María hace menos de un año provocó que Puerto Rico y los países del Caribe Oriental reforzaran este sábado los preparativos ante la llegada prevista del huracán Beryl, de categoría 1, a la región en las últimas horas del fin de semana.
Los Gobiernos de los países de las Antillas Menores y Puerto Rico no bajan la guardia ni un milímetro a pesar de que el último parte del Centro Nacional de Huracanes (CNH, en inglés) de Estados Unidos indica que Beryl perdió algo de fuerza en su camino hacia el oeste con vientos máximos sostenidos de 120 kilómetros por hora.
El gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, se adelantó el viernes al declarar el estado de emergencia y pedir a la población que no minimice la amenaza que supone Beryl, que según el CNH se prevé que se disipe el martes cuando se encuentre muy cerca de la costa sur de República Dominicana.
Aunque no se espera que el huracán llegue a la isla hasta el domingo por la noche o lunes y se prevé que el ojo de ciclón pase lejos de la costa sur de Puerto Rico, el gobernador anunció que los empleados públicos no deberán presentarse en sus puestos de trabajo el primer día de la semana y que las clases en las escuelas se suspenden.
La iniciativa de Rosselló responde al temor ante este tipo de fenómenos naturales que quedó grabado en la memoria de los puertorriqueños tras el paso del huracán María en septiembre pasado.
El huracán María destrozó las infraestructuras de la isla dejando pérdidas millonarias y cobrándose la vida de poco más de 60 personas según la cifra oficial, aunque algunos estudios elevan a miles el número de fallecidos.