miércoles, 6 noviembre 2024
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Extrabases de Alfonso Saer 08092023

LA PRENSA DE LARA.- LA letra A está de fiesta con los peloteros venezolanos. Los tres nativos más productivos en esta campaña tienen apellidos que comienzan con esa vocal. Ronald Acuña, Luis Arráez y José Altuve nos han hecho celebrar a raudales. El de La Sabana se está atreviendo a hechos inusitados tales como el 60-30 ya concretado, el 40-40 en proceso, más una serie de estadísticas que asombran por su carácter inédito o pocas veces logrado. Esa infrecuente combinación de poder y velocidad, en grado sumo ambas virtudes, ha deslumbrado en el tapiz de las ligas mayores. Siendo punta de lanza de los Bravos, el jardinero derecho ha restablecido el robo de base como arma ofensiva de alto calibre. Su liderato de anotadas en GL tiene mucho que ver con la toma audaz de colchonetas mediante el hurto frecuente. Claro, ayudado por una toletería cómplice que se ha convertido en el terror de las mayores. Para estafar hay que estar en circulación previamente, y el astro criollo manda en el OBP con un espléndido .416. El techo de sus guarismos solo lo veremos a finales de septiembre. Otro aspecto algo ignorado es que el guaireño ha tenido más paciencia en el plato y va camino de su mayor cantidad de boletos desde la campaña del 2019, la segunda en el estrato más alto. Consecuencialmente ha reducido su número de ponches, 76 ahora mismo, contra los 126 del 2022, en muchos menos juegos. Tiene chance de ser campeón de bateo en la Nacional, o al menos hacer el uno-dos — también histórico para nuestro país — con Arráez. Mucho guarismo para rebanar con «el abusador».

& ; & ; & ;EL yaracuyano va propulsado hacia otro hito, en un año que, con el retiro de Miguel Cabrera, invita a degustar un menú super variado de anécdotas y datos criollos o de la misma MLB. Su reacción al comenzar septiembre nos induce a creer en un remate vigoroso que lo conduzca hacia el título de bateo. En este cetro está incluido el hecho de que sería el primer jugador del máximo nivel en lograr lauros de promedio consecutivos en la Americana y la Nacional. Exceptuando los .364 de D.J. LeMahieu en el recortado año de la pandemia (2020), nadie desde el 2010 ha terminado en ambos circuitos sobre los .350 que ahora supera el zurdo sanfelipeño, tras pistonear en un mes de agosto en el cual le costó mucho duplicar en la mayoría de sus compromisos. Empero, nunca ha entrado en un slump de caída libre, una ventaja por lo demás. En la estación de menos producción solo dejó de conectar cohetes en seis de 27 encuentros, algo que refleja su capacidad para mantenerse firme en los inevitables bajones de la profesión. Para sus únicos rivales, Freeman y Acuña, no es fácil descontar alrededor de veinte milésimas a estas alturas, más con la ya referida constancia que tiene Arráez con el madero. Sus 63 empujadas, bateando arriba, hablan abiertamente de la capacidad para fletar anotaciones. En cuatro zafras anteriores no había superado los cincuenta remolques. Liguemos, pues, que «la regadera» siga surtiendo como hasta ahora, sin detener su producción, constante y efectiva.

& ; & ; LA otra letra A corresponde a un jugador que parece ya como el buen vino. A medida que madura crecen sus hazañas, a veces difíciles de creer para un pelotero de su porte físico. Ver por la TV a un jugador menor de 1.70 metros conectar tres jonrones en los tres primeros episodios es algo que deja absorto al más incrédulo. Hay que sumar el último turno del juego anterior para compendiar cuatro tablazos de vuelta entera consecutivos, marca en estos tiempos de expansión. El aluvión de José Altuve fue de cinco cuadrangulares en once viajes al plato. Y es que Houston, contendor fuerte tradicionalmente por la corona del oeste, ahora líder, parece marchar muchas veces de acuerdo a como lo haga el criollo, alzado con .354 en agosto y montado en .438 en lo que llevamos de septiembre. Por sus lesiones solo ha visto acción en 69 juegos de esta temporada. Nadie antes en MLB ha alcanzado 2.000 hits, 200 jonrones y 200 robos más rápido que el criollo de Puerto Cabello. Cuando le preguntaron a Dusty Baker si había visto algo similar a la explosión de Altuve, fue contundente: «Tal vez Barry Bonds», dijo. Palabras mayores. Álex Bregman fue más contundente; «Puede batear boca abajo», apostilló… LA referida triple A criolla nos divierte y emociona. Estamos en un año donde sobra por donde hacer comentarios exultantes. Estamos en el tiempo final de Miguel Cabrera, quien también nos hace retozar con cada swing y cada salida al terreno. Torneo con muchos jóvenes despuntando, veteranos sostenidos en su producción y una delegación en general que nos hace sentir orgullosos y satisfechos.

@alfonsosaer& ;

 

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