Euseglimar González | LA PRENSA DE LARA – Hace cuatro años, el crimen de Mirlybeth Reverol Tovar (20) sacudió al estado Lara, no solo por ser una mujer joven sino por la forma como le quitaron la vida. La «Niña», como cariñosamente le decían, y su hermana, quien a la fecha era menor de edad, fueron abusadas sexualmente, en un hecho dantesco que cometieron cuatro hampones bajo la mirada inocente del hijo de Mirlybeth.& ;
Todo ocurrió la noche del 30 de diciembre de 2016, a solo horas para que se terminara el año. Vecinos del sector Renacer Crepuscular, al oeste de Barquisimeto se preparaban para las fiestas tradicionales de año nuevo, mientras en la humilde vivienda de la «Niña», construida con latas de cinc, se estaba cometiendo un crimen de proporciones inimaginables y cargado de saña.
Esa noche, cuatro hombres ingresaron al ranchito a la fuerza preguntando por una droga que supuestamente tenía la pareja de Mirlybeth, pero al no obtener respuestas, la sometieron y procedieron a violarla. Los hombres tomaron turnos entre ella y su hermana adolescente. Y una vez saciado su apetito sexual enfermizo, asesinaron a la «Niña» con un arma blanca en una crueldad tan brutal que los llevó a decapitarla.
Uno de los tres criminales con un machete le cortó la cabeza y le hizo una herida desde el pecho hasta la pelvis. Mientras ocurría el sangriento hecho, la adolescente tomó al niño en sus brazos y huyó por las desoladas y oscuras calles del sector. Corrió hasta encontrar a unos vecinos a quienes, en medio del llanto, le pidió que la llevaran al barrio La Batalla, zona donde residía la madre de ambas, pero no dio más explicaciones.
Al llegar a la casa de su madre, la joven estalló en llanto y solo repetía que Mirlybeth estaba muerta. Apenas amaneció, la mamá de la «Niña» se fue hasta la casa de su hija. Tenía la esperanza de encontrarla con vida pero una escena pavorosa la llevó a la realidad: El cuerpo de la joven de tan solo 20 años yacía en el piso en medio de un charco de sangre y sin cabeza, que hasta el sol de hoy no aparece. Sin embargo, el 18 de febrero en el barrio Asoprado, que conecta con Renacer Crepuscular, fue hallada una mandíbula, para ese momento presumieron que se trataba de Mirlybeth, pues la dentadura tenía ortodoncia y según la descripción, la joven también la tenía.
Por el atroz crimen, funcionarios del Eje de Homicidios del Cicpc buscaban a cuatro hombres. Poco a poco dieron con las identidades. Entre los sospechosos estaba César Antonio Guaricuco Cuicas (21), alias el «Cesita«, señalado como el autor material del crimen y quien supuestamente, caminó hacia una quebrada de la zona con la cabeza de Mirlybeth en la mano, cuyo cabello se iba rasgando y quedó esparcido entre el piso y el alambre de púas de la humilde vivienda. Al llegar a la quebrada, lanzó la cabeza.
Las primeras detenciones practicadas por el Cicpc incluyó a un taxista, quien los trasladó hasta el sector y luego los sacó. Pocos días después fue capturado un menor de edad apodado «Cara e’ Laja».
Conocía a su matón
Los uniformados seguían investigando para dar con el ¿por qué habían asesinado a Mirlybeth?. En conversaciones con los vecinos descubrieron que la víctima era muy callada, pero nadie aportaba datos que pudieran ayudar a aclarar lo ocurrido. Fueron muchas las hipótesis que rondaron el caso, pero no daban con la verdad.
De acuerdo a los datos recabados, el «Cesita» era líder de una banda conformada por más de 10 hombres y según fuentes ligadas al Cicpc, habría asesinado a la joven por venganza, pues creía que ella sabía dónde estaba escondida una droga que, meses atrás la pareja de Mirlybeth le había robado.
La «Niña», supuestamente tenía contacto con el «Cesita» y varios integrantes de su banda, porque su pareja Rafael Alberto Peña Torrealba (26), conocido como el «Fucho», era parte de esa organización delictiva, y quien en un acto de traición se apoderó de gran cantidad de droga que pertenecía a la banda y se desapareció.
«Cesita» lo buscó hasta debajo de las piedras. Lo encontró el 30 de septiembre de 2016 y sin piedad lo asesinó por robarle la mercancía que no pudo recuperar. Sin embargo, su sed de venganza no fue saciado, y tyes meses después, aquél fatídico 30 de diciembre, decidió ir por la «Niña», pues a él se le metió entre ceja y ceja que ella sabía del paradero de la droga.
Los encuentran
Luego de 19 días de investigaciones, el 18 de enero los funcionarios lograron dar con la ubicación del «Cesita», el hombre estaba «refugiado» en el sector 4 de Chirgua al noreste de Barquisimeto. Cuando los funcionarios llegaron el hombre, presuntamente, comenzó a disparar contra ellos y se originó un intercambio de disparos que acabó cuando el «Cesita» resultó herido, aunque fue llevado a un centro asistencial de la zona, murió pocos minutos después.
Justo cuando se cumplía un mes de la muerte de la «Niña», funcionarios del Cicpc dieron con el paradero de Ordarvis Eduardo Castillo Álvarez, alias el «Davi», otro de los presuntos participantes en el crimen. El «Davi» murió en un enfrentamiento contra funcionarios del Eje de homicidios del Cicpc en Asoprado, al oeste de Barquisimeto, con cuya muerte el caso quedaba cerrado.
La búsqueda de una droga desencadenó en abusos sexuales, un vil crimen, abatidos y detenciones a presuntos involucrados en el homicidio que luego de cuatro años aún pone a los larenses con la piel de gallina.
Dos implicados detenidos
Tras casi un mes de la muerte de la «Niña», los funcionarios del Cicpc lograron identificar y ubicar a cuatro presuntos responsables, a dos de ellos los detuvieron. Uno apenas tenía 16 años y el otro era el taxista, quien trasladó a los homicidas hasta Renacer Crepuscular.
Alias «Cara e’ Laja» fue detenido por funcionarios del Eje de Homicidios del Cicpc y lo señalan de estar, presuntamente, involucrado en el crimen de la dama. El joven fue trasladado hasta la sede del cuerpo detectivesco y luego fue llevado al Retén de menores, ubicado en El Manzano.
El día del atroz crimen se pudo conocer que los tipos llegaron a bordo de un Orinoco Blanco que era conducido por el «taxista», a quien días después lo detuvieron y también vincularon con el crimen, aunque para ese entonces los cuerpos de seguridad no dieron información de nombres ni sitio de detención.
Antonio Cuicas alias el «Cesita», fue quien comandó el grupo de asesinos integrado por el menor apodado «Cara e’ Laja», Ordarvis Eduardo Castillo Álvarez, apodado «Davi».
De los cuatro implicados en el crimen, dos murieron en enfrentamiento contra el Cicpc mientras que los otros dos, se encuentran detenidos, uno en el Cicpc y el otro en el Retén de Menores de El Manzano.
Vacían la vivienda& ;
La humilde casa donde vivía la «Niña» fue desalojada. Días después del homicidio de la dama los familiares se trasladaron hasta el sector Renacer Crepuscular para sacar todos los artefactos de valor.
Vecinos contaron que los familiares sacaron ropa, nevera, cocina juguetes del niño y todas las pertenencias de valor que tenía la víctima.
«Quien va a querer vivir en esa rancho si todo el mundo sabe cómo quedó esa muchacha. Esos hombres fueron muy malos en dejarla así y cortarle la cabeza es algo macabro», sostuvo una vecina de la comunidad.
Mirlybeth vivía con su hijo pequeño y su pareja, pero una vez a él lo asesinan, la muchacha se queda sola y a veces se quedaba con su hermana adolescente, ambas se hacían compañía.
El día del atroz crimen, aparentemente, los vecinos de la comunidad habrían escuchados los gritos y una persona llorando, pero no prestaron ayuda por temor a que les pasara algo.
Han pasado cuatro años desde esa noche fría y sangrienta. Los vecinos de la «Niña» contaron a LA PRENSA DE LARA que no supieron más nada de esta familia.
Fue la víctima 52
Mirlybeth Reverol Tovar, de 20 años, se convirtió en la víctima número 52 de los casos de femicidios en el estado Lara para 2016, ese año en la región se cometieron 847 homicidios en ambos géneros según las cifras que lleva LA PRENSA.
La «Niña» no solo vivió una violencia sino dos, sus verdugos abusaron sexualmente de ella y luego la asesinaron para posteriormente decapitarla.