Belimar López | LA PRENSA.- Todos los días, Jarold Giménez (43) salía a ganarse la vida conduciendo un taxi. Como era de costumbre para él, trabajaba en horario nocturno con clientes fijos, según relatan sus familiares. El taxista realizó la última «carrerita» de su vida al ser asesinado en la madrugada de este martes 20 en la avenida Ribereña a la altura del puente Macuto.
Organismos policiales hallaron el cuerpo baleado de Jarold dentro del vehículo que estaba parqueado en la isla a las cinco de la mañana. Los efectivos presumen que el móvil del hecho sea intento de robo.
Allegado detallan que el conductor trabajaba desde hace varios años como taxista y concurría la avenida Vargas con 19 con varios de sus colegas para tomar clientes.
Información Euseglimar González