Euseglimar González | LA PRENSA.- “Ayúdeme, me tenían raptado. Présteme su teléfono para llamar a mi esposa”, fue lo primero que dijo Juan Díaz Betancourt, de 43 años, luego de ser liberado en una urbanización de La Cumaca del estado Carabobo.
Díaz fue raptado en el batallón de la Milicia de Sanare, en Andrés Eloy Blanco de Lara el jueves 12 de enero cuando trotaba en el estadio que queda justo al lado del batallón. Tras su liberación, se conoció extraoficialmente que su desaparición habría sido realizada como una retaliación política debido a que Díaz Betancourt denunció reventa con precios abultados de las bolsas CLAP en el municipio.
El militar salió junto a otro teniente retirado a hacer deporte y en ese momento se lo llevaron dos hampones que, supuestamente, se bajaron de un vehículo Orinoco.
A Díaz lo metieron en el carro mientras que al teniente retirado en una camioneta. Informaron vecinos al batallón que los delincuentes al emprender la huida fueron grabados por las cámaras de seguridad.
Los captores, cuando estaban a punto de agarrar carretera, se detuvieron para soltar al acompañante de Díaz en Quíbor mientras que al teniente coronel lo dejaron raptado.
Cuando al GAES llegó la información inició la investigación el paradero de Díaz. Luego de varios días de presión con algunos relacionados del teniente coronel y comunicándose con los habitantes de Sanare, los funcionarios lograron identificar a los autores del rapto y de inmediato iniciaron acciones para saber su ubicación.
El GAES, al parecer, también dibujó las conexiones de Díaz y precisaron el Móvil del rapto. Cuando se abocaban a rescatarlo fue que lo liberaron.
Una comisión del GAES-Lara con apoyo de una de Carabobo fueron al rescate del coronel. A Díaz lo dejaron en San Diego.
Una fuente contó a La Prensa que los hampones lo bajaron de la camioneta le dijeron que no volteara, le desamarraron las manos y le quitaron la venda. Como duró siete días con los ojos tapados le costó recuperar la visibilidad. Los tipos se fueron, supuestamente, en el mismo carro en que fue raptado.
Un vigilante de una urbanización fue quien lo ayudó y le prestó el celular para llamar a la esposa.