Agencias | LA PRENSA DE LARA.- Al menos 628 privados de libertad han muerto dentro de las cárceles y centros de detención preventiva en Venezuela, entre 2017 y el primer semestre de este año, según informe presentado por el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP).
«Desde 2017 el OVP empezó a notar muertes por cuestiones de salud y, por eso, fuimos más allá; la mayoría de los decesos fueron por tuberculosis (…;) y detrás de esa enfermedad están los casos de desnutrición», explicó Carolina Girón, directora de la organización.
El informe que fue presentado la mañana de este lunes 20 de diciembre, a través de la plataforma Zoom, reveló que en el primer semestre de este año se han contabilizado cerca 123 muertes por razones de salud en las cárceles y calabozos policiales del país.
De los 123 fallecimientos, 69 ocurrieron en recintos carcelarios; mientras que se registraron en los centros de detención preventiva.
De las 628 muertes documentadas por casos vinculados a la salud -desde el año 2017-, 381 fueron en las cárceles y 247 en los calabozos policiales.
Entre 2020 y 202 se han registrado más muertes por estas mismas causas. En 2020 se produjeron 143 y en 2019 166 decesos de presos.
En 2018 hubo un registro de 80 fallecidos y en 2017 al menos 28 privados de libertad perdieron la vida por complicaciones de salud en las prisiones y centros de detención preventiva.
La mayoría de los casos, de acuerdo al OVP, se deben a la tuberculosis, pero la desnutrición juega un papel fundamental en la causa de las complicaciones de esta infección respiratoria que es típica de los centros de reclusión.
«El Estado es responsable de llevar los alimentos y de que estas personas tengan acceso a ellos, es el Estado quien debe proporcionar la nutrición, pues los reclusos no puede ir a un abasto a comprar comida», agrega Girón.
Hambre y hacinamiento
El hambre y el hacinamiento han sido una constante en estos centros. Los registros del OVP indican que tras las rejas hay actualmente hay un hacinamiento de 177 %.
«Las cárceles no cuentan con la infraestructura ni políticas para mantener a las personas con estándares de dignidad, no hay comedores, no hay cocina», señala la defensora de derechos humanos.
En un estudio realizado en 34 cárceles del país, el OVP reveló que 71 % de los reclusos accede a los alimentos gracias a los familiares, mientras que a 28 % se los da el Ministerio Penitenciario y otro 2 % afirmó a los investigadores que no recibe comida.
Girón señaló que los preparados suministrados por el ente carcelario no son variados y que, mayormente, la dieta se basa en carbohidrato y en raras ocasiones añaden una fruta.
La activista explicó que el promedio de platos servidos es uno al día y que son pocos los reclusos que comen las tres comidas diarias.
«Como desayuno le dan una arepa sin sal y a veces con sardina, muchas veces llegan en mal estado. En las cárceles del país no se conoce con sal ni azúcar, muchas veces toman agua de arroz, bollitos y pueden hacer las comidas en la madrugada porque es cuando llega el gas, eso puede ser a las 2:00 a.m.», añadió.
Corrupción
Girón señala que la mayor cantidad de muertes por condiciones de salud y problemas con la alimentación se generan en los recintos supervisados por el Ejecutivo, ya que -a su juicio- en estos sitios hay corrupción.
«Si no llegan los alimentos, los funcionarios se los venden a los presos y todo esto sin que las autoridades digan algo o, simplemente, no tienen la voluntad para que esto no suceda, porque ellos lo saben», aseguró.
En cuanto a las cárceles que no son supervisadas por el Ministerio Penitenciario y que en su lugar son dirigidas por cabecillas de bandas, la situación es distinta porque el pran es quien toma las decisiones a la hora del ingreso de los suministros.
Girón agrega, además, que estos reclusos cabecillas de bandas dentro de las cárceles clasificaron a los otros presos que incumplen sus normas como manchados; mientras que los que no reciben visitas o alimentos de parte de sus familiares son llamados sufridos.
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