José D. Sequera | LA PRENSA de Lara.- Una bandada de zamuros dando vueltas en el aire en un mismo punto fue la señal que tuvieron los familiares del menor de 17 años desaparecido el pasado viernes 1 de noviembre en El Eneal, municipio Crespo, para encontrar su cuerpo en avanzado estado de descomposición en una zona boscosa del sector Caño Rico, en la vía Licua.
Después de una intensa búsqueda que emprendieron los familiares del menor por comisarías y hospitales durante los primeros cuatro días tras su extraña desaparición ocurrida después de salir de su casa en la urbanización Mi Delirio, decidieron que debían buscar por las vías terrestres del norte de Barquisimeto, incluyendo las del municipio Crespo.
Para el jueves en la tarde decidieron tomar la vía hacia Licua. Según su hermano, Rafael Rodríguez cuando estaba por el sector Caño Rico, a unos 30 minutos de El Eneal si se va en carro, vieron a la bandada de zamuros volando bajo una zona con muchos árboles y arbustos. «Se veía cómo se tiraban al piso y subían a cada rato«, explicó Rodríguez.
La familia decidió llegar hasta ese lugar y allí encontraron el cuerpo con sus mismas características físicas (flaco y un metro 60 de altura) metido dentro de un saco. De acuerdo a su hermano, el cadáver de la víctima estaba ya en estado de descomposición y tenía signos de haber sido comido por los animales. «Parecía como si los animales de la zona rompieron el saco para comérselo», señaló con pesar.
Una comisión del Eje de Homicidios del Cicpc Lara llegaron hasta el lugar para hacer el levantamiento del cuerpo así como planimetría del sitio para iniciar con las pesquisas. El cuerpo fue trasladado hasta la morguecita del Cementerio Municipal de Barquisimeto para que el personal del Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses (Senamecf) se encargara de la necropsia.
Después de la necropsia, se supo que el chamo, afirmó su familia, tenía un impacto de bala en la cabeza y múltiples heridas de cuchillo en el resto del cuerpo. El estudio también arrojó que para el momento del hallazgo, el adolescente tendría al menos cinco días muerto.
La madrugada antes de su desaparición, el adolescente salió de su casa junto a un otro vecino menor de edad a las 3:00 de la madrugada para acompañarlo hasta su casa, pero él nunca regresó a su hogar, había informado su madre a los dos días de perderle rastro.