José D. Sequera | LA PRENSA de Lara.- Para los familiares de Eduar Ramón Dorante Dorante (26), él no murió en un presunto enfrentamiento con funcionarios de las FAES la madrugada del lunes en el sector El Tumbao de El Carmen, pues él no poseía armas de fuego.
«Mi hijo sí había estado detenido dos veces, pero ahora trabajaba para ayudar a mantenernos a mí y a mi esposo porque somos de muy bajos recursos. Nunca tuvo armas porque me dijo que eso de asesinar no iba con él», contó la madre del muchacho ayer en la mañana en las afueras de la morgue del Hospital Central de Barquisimeto.
Según contó la madre, funcionarios de las FAES llegaron a su casa a las 5:00 de la mañana al rancho en el que viven en busca de su hijo, quien era conocido en El Tumbao como «Catire» y no «Care Piedra», sacándolo de su cuarto, pues estaba aún dormido.
En eso, los funcionarios le dijeron tanto a ella como a su esposo, ambos de la tercera edad, que serían llevados de su vivienda porque «iban presos». «Me sacaron en bata y sin ningún tipo de documento, me montaron en una camioneta con mi esposo y nos dejaron tirados en Las Tinajitas cuando aún no había amanecido», contó la madre.
Mientras a los padres de Eduar los ruleteaban, vecinos de El Tumbao contaron que se escucharon dos ráfagas de detonaciones desde el rancho, y después vieron cómo los funcionarios llevaban el cuerpo del muchacho en una camioneta y lo trasladaban hasta el Hospital Central.
Caminando fue la manera en que la madre de «Catire» logró llegar hasta El Tumbao, pero al llegar hasta las cercanías de su vivienda, los funcionarios policiales no le permitieron la entrada. Dijo la dama que los policías, incluso, le bloquearon el paso con un vehículo.
«No me querían dejar pasar a mi casa, le preguntaba a los vecinos, pero nadie me daba noticias. A mitad de mañana me vine al hospital y me informaron que él había muerto por un solo impacto en el corazón», relató la mujer con tristeza.
Ante la presencia de una escopeta dentro de la casa, tanto la familia como los vecinos de Catire recalcaron que no pertenecía a él, por lo que desconocen la procedencia del arma de fuego. «Eso lo dejamos en manos de Dios», señaló una vecina del muchacho.
Trabajador
La mamá de «Catire» comentó que su familia era de bajos recursos, su hijo se encargaba de «matar tigres», como hacer mandados, caletear en bodegas y abastos o incluso la albañilería.
«El domingo había llegado con un aceite y un arroz que se los ganó después de hacer un trabajo a que un vecino», reveló la madre.
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