Osman Rojas | LA PRENSA.- Los tarantines de comida se han convertido en una tendencia. Las calles del centro de Barquisimeto lucen repletas de vendedores ambulantes, quienes ofrecen alimentos al aire libre sin ningún tipo de supervisión ni condiciones higiénicas apropiadas.
Hamburguesas, pinchos, perros calientes, cachapas con queso, arepas, shawarmas y hasta parrilla se comercializan en el centro de la ciudad. Expuestos en su totalidad a los embates climáticos y al humo de los carros, los vendedores compensan la falta de una estructura con combos atractivos para el bolsillo de las personas.
“Me compro dos hamburguesas y un refresco por mil 500 bolívares, eso es más barato que la mayoría de almuerzos en cualquier restaurant”, comenta Alejandro Castro mientras esperaba su combo en un puesto de comida ambulante en la carrera 20 con calle 20.
Al ser consultado sobre qué tanto le importan las condiciones de higiene en las que se sirven los alimentos, Castro dice de forma irónica que “cuando el hambre aprieta la vergüenza afloja”. Respuestas como estas se han vuelto frecuentes en la ciudad, situación que ha encendido las alarmas dentro del gremio médico pues, a juicio de los especialistas, las personas en la actualidad comen para “matar el hambre”.
“El miedo de enfermarse por el consumo de alimentos en la calle se perdió. La gente está pendiente de ahorrar y come lo que le vendan. Este es un síntoma de un país subdesarrollado”, lamenta el doctor Juan Carlos Castillo, médico gastroenterólogo en el Hospital Central. El especialista contó que en promedio se ven 70 casos de intoxicación por comida de forma semanal en el centro médico y considera que el hecho de que las personas coman sólo por comer es un factor determinante para el aumento de enfermedades gastrointestinales.
“Desde hace seis meses nosotros venimos observando cómo las enfermedades gastrointestinales se han disparado y eso va de la mano con la escasez de alimentos. Contraloría Sanitaria debe ponerle el ojo a esto porque la venta de comida en las calles se ha convertido en un problema de salud pública”, dijo Castillo.