William Croes A | LA PRENSA.- La luz amarilla del medidor del tanque de la gasolina de Wilmer Pérez comenzaba a titilar al llegar a la estación de servicio San Luis, en el este de la ciudad. El señor tenía ocho carros por delante,pero se sorprendió deque la cola fluía más rápido que antes. No entendía porqué circulaba de esa manera hasta que le tocó el turno de apagar el motor para surtir su tanque.
Abrió la tapa del dispensador y el operador de la isla le disparó sin titubeos: “Son 20 litros por carro”. Wilmer peló los ojos como dos huevos fritos, se sorprendió de que sólo le permitieran llenar la mitad de su tanque; pero le consternó aún más que había vuelto el racionamiento de gasolina, “como en la época del
paro”.
“Le dije que me colocara los 20 litros que me correspondía y le pregunté si tenía que poner el dedo en algún captahuella”, ironiza Pérez, quien considera que las fallas en la distribución de la gasolina no se han terminado y que el Gobierno sólo ha aplicado paños calientes a un problema que sigue latente y que puede agudizarse.
Eudis Girot, represetante de la Federación Unitaria de Trabajadores de Petróleos de Venezuela, señala que hay poco combustible debido al mal estado del transporte. “De las 117 gandolas sólo están operativas 48, menos de la mitad del transporte que distribuye el combustible en Lara”.