Los casos de violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes en Venezuela van en aumento desde la pandemia, según el abogado Carlos Trapani, coordinador general de Centros Comunitarios de Aprendizaje (Cecodap), tras un monitoreo que han realizado a información publicada en medios de comunicación nacionales. Afirma que el principal problema es la falta de prevención desde los hogares. Son los propios padres y representantes quienes evitan hablar con sus hijos temas de sexualidad o de educación sexual, porque no saben cómo abordarlos o porque son tabú. Sin tomar en cuenta que sus hijos pueden estar en una situación de alto riesgo de violencia de este tipo.


Una investigación que publicó Cecodap en mayo de 2025, titulada: Educar para Proteger, señala que entre enero de 2022 y mayo 2023, el Ministerio Público registró 7.165 casos de abuso sexual a niños, niñas y adolescentes en el país. Se imputaron 2.317 personas por el delito de abuso sexual, 2.915 fueron acusadas y 1.355 condenadas.
Pero los datos de la Fiscalía no discriminan en qué estado del país se registra más violencia sexual contra menores de edad ni explica en cuántos casos el violador es un familiar directo. Tampoco señala cuántos son víctimas de comercialización o explotación sexual, prostitución infantil, pornografía o trata de personas. La información oficial es muy limitada.
«Generalmente, las personas agresoras son las más cercanas al entorno del niño. Porque el abuso sexual se basa en relaciones de confianza, y en función a eso es que se materializa la violación. No es como en las películas que sale una persona con capa, con antifaz de noche. Es una persona que puede ser un profesional, con un buen discurso, un buen currículum, puede ser un papá o una mujer. La verdad es que el agresor no tiene un perfil definido», comentó
Por eso, es muy importante que padres y madres presten atención a sus hijos, se comuniquen, generen confianza y enciendan las alarmas. «Cuando un adulto cercano al entorno familiar quiere estar solo con el niño o niña con frecuencia. Si el adulto usa expresiones de afecto que sobrepasan los límites tolerantes normales. Si busca guardar secretos con el niño, todo eso son factores de riesgo», resaltó Trapani.


Para el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el abuso sexual infantil se da cuando hay relación desigual de poder, que implica a un niño, niña o adolescente como víctima y a una persona adulta o coetánea (de la misma edad) como agresora.
En Venezuela, considerado un país conservador, para algunas familias hablar de educación sexual es «prohibido», y muchas veces dejan que estos temas se traten en las escuelas, desconociendo que la educación también tiene deficiencias en materia de prevención.
Entre febrero y marzo de 2024, Cecodap encuestó a padres, estudiantes y docentes de instituciones educativas en 10 estados: La Guaira, Lara, Carabobo, Bolívar, Zulia, Apure, Falcón, Aragua, Anzoátegui y Distrito Capital, determinando que sólo 28,6% de los docentes aborda la educación sexual integral de manera regular, y 71,4% sólo habla del tema de manera esporádica o nunca lo hace.
Cómo educar en casa
Orientadores y terapeutas señalan que así como a los niños se les enseña hábitos como el cepillado de los dientes, de la misma manera los padres deben enseñarles a cuidar su cuerpo, su sexualidad y a reconocer cuando se vulneran sus derechos u ocurren tratos no consensuados. Estos mecanismos de prevención deben iniciar desde muy temprana edad, antes de que el infante aprenda a hablar o a caminar.
«La clave es enseñarles como parte del desarrollo natural. De 0 a 3 años: Le ponen nombre a las partes de su cuerpo, incluyendo las genitales, de forma natural: ‘Esta es tu nariz, estos son tus ojos, esta es tu vulva o pene. Los genitales no se nombran con apodo», recomendó Zuly Roa, licenciada en terapia ocupacional y directora del Centro de Estimulación Infanto Juvenil (Ceito).
De 3 a 6 años mamá y papá deben introducir la idea a los niños de que las partes íntimas son privadas. «Explícales que hay partes de su cuerpo que son sólo suyas y nadie debe tocarlas, y que ellos tampoco deben tocar la de los demás. Ahí es donde entran los conceptos de privacidad y consentimiento», refirió.
De 6 a 12 años, sugiere que hablen sobre el respeto al cuerpo, los cambios de la pubertad, los roles de género, cómo es la reproducción humana y explicarlo de manera sencilla. «Se hace para reforzar la idea de que su cuerpo es su propiedad y tienen derecho a decir no», resaltó. Esta etapa es muy importante, porque es justo en la pubertad y la adolescencia que inicia la etapa de experimentar el deseo sexual y la curiosidad.
«A los adolescentes no les puedes decir: esto es malo, o no lo hagas, porque sólo generarán curiosidad. La conversación debe pasar del tabú a la responsabilidad y al respeto. Valida sus sentimientos: Empieza por decir: Entiendo que sientas ganas de experimentar y que te guste alguien. Es algo normal. Define la seguridad y el consentimiento: Háblale sobre la importancia de la comunicación y de que «sí es sí, y no es no». Explícale que el deseo sexual no puede nunca pasar por encima de la voluntad del otro», sugirió Roa.
Desde casa se debe tocar el tema de los métodos anticonceptivos y la prevención de enfermedades de transmisión sexual. Es una manera que tienen los padres de demostrar que confían en sus hijos, pero que también se preocupan por su salud.
Clara Bravo, vicepresidente de la Asociación de Orientadores de Lara, comentó la importancia que tiene respetar las etapas de edad de los niños y adolescentes. Hizo un llamado a no normalizar la hipersexualización infantil, que consiste en la exaltación de los atributos sexuales por encima de otras cualidades utilizando, por ejemplo, vestimentas que son demasiado precoz para su edad.
A los niños y jóvenes hay que hablarles de su valor, de su bienestar. «Si tú tienes hijos varones, deben quitarle esa mala costumbre de decir que los varones son de la calle, los varones tienen muchas novias, o decir que las niñas son para que atiendan una casa y cuiden a su marido y a sus hijos. Claro que eso es una realidad en la sociedad, pero también esos niños tienen que prepararse para la vida. Prevenir nos ayuda a que no tengamos muchachos machistas o abusadores, y a que no tengamos niñas sumisas ante el hermano o el padre. Hay que enseñarles que tengan criterio, que respeten a sus padres y hermanos, pero que también se respeten a ellas mismas», puntualizó.
No debe haber secretos
Para Marlys Corova, terapeuta especializada en atención a las personas con discapacidad o necesidades educativas especiales, es esencial que los padres les enseñen a los menores que su cuerpo es su templo y que no debe haber secretos en el hogar. Deben fomentar el interés en todo lo que les cuenten sus hijos y creerles.
«Al niño se le debe decir que los secretos no son buenos. Que no le deben guardar secreto ni a su papá, su hermano ni a un cura, un catequista, un amigo ni hermano. Deben orientar a sus hijos a desde muy pequeños cómo cuidarse su cuerpo. A través de los juegos, con los muñecos, armando sus partes íntimas, dibujando, mirándose al espejo para decirle al niño que su cuerpo se debe cuidar y nadie debe hacerlo por él», manifestó.