En Venezuela, las mujeres embarazadas se enfrentan a un desafío económico significativo, pues los altos precios de los productos para recién nacidos las obligan a priorizar la compra de pañales y artículos de higiene. Ante los costos elevados de una canastilla completa, que puede superar los 100 dólares, muchas futuras madres están optando por comprar la ropa de segunda mano.


Daniela Rivas, con 28 semanas de embarazo gemelar, comentó que el costo es aún mayor para ella. Al salir de una consulta prenatal en el Hospital Central Antonio María Pineda, compartió su frustración: “Todo lo tengo que comprar por partida doble, fui al centro a averiguar algunos precios y pregunté cuánto salían las franelas, con letras bordadas del semanario, me dijeron que $25 y no los tengo”.
Rivas, que es madre primeriza, no puede costear una canastilla completa, un conjunto de unas 30 piezas que incluye bodies, gorros, pijamas, baberos, teteros, toallas y artículos de aseo. Los paquetes más económicos que ha encontrado en tiendas de Barquisimeto cuestan entre 130 y 150 dólares. Esto ha llevado a que otras embarazadas prefieran comprar las prendas por separado, donde un body puede costar de 6 a 8 dólares y una toalla $18.
Rosa Bastidas, con siete meses de embarazo, ha encontrado una solución económica gracias a su vecina, quien le regaló toda la ropa de su hija. «Decidí que mejor comenzaba a comprar los pañales, porque de eso sí voy a necesitar y mucho», comentó Bastidas, resaltando que la ropa de segunda mano está en «muy buen estado» y es una opción viable.
Otras embarazadas prefieren esperar a que sus familiares y amigos les regalen la ropa para el bebé en un baby shower. Carmen Pérez acompañaba a su hija a la consulta y explicó que esperan que su nieto reciba muchos obsequios en el baby shower, de esa forma «los papás se enfocan en comprar otras cosas que ella va a requerir a la hora del parto, porque no sabemos si será cesárea y aquí en el hospital piden los insumos que necesitan para la cirugía», explicó. La decisión de optar por ropa de segunda mano también se justifica en que los bebés crecen y pierden la ropa nueva muy rápido, lo que la convierte en una inversión poco rentable.