Agencias | LA PRENSA DE LARA.- La Academia Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales de Venezuela, (Acfiman), reitera que reiniciar clases presenciales implica interacción social aumentando posibilidad de contagio de COVID-19, y alerta que los centros educativos pudieran convertirse en núcleos de inicio de cadenas de transmisión del SARSCoV-2 si no toman medidas sanitarias.
Para los académicos es posible minimizar el impacto de reabrir las escuelas si se implementan múltiples estrategias de prevención que corten la transmisión del virus. «El regreso al aula debiera caracterizarse por interacciones supervisadas (con mascarilla y vigilancia epidemiológica).
Recomendaciones
En los informes que preparó la Acfiman sobre el regreso a clases presenciales, además de aspectos epidemiológicos, se plantean elementos educativos y sociales que se deberían considerar para reducir el impacto y la transmisión del SARSCoV-2.
Ante el inminente reinicio de las actividades escolares presenciales, anunciadas por el gobierno nacional para el 25 de octubre, la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (Acfiman) presenta evidencias científicas robustas de cuatro medidas que, implementadas simultáneamente, y bajo las condiciones actuales del país, pueden reducir el posible impacto del COVID-19 sobre los docentes, estudiantes y familiares.
La Academia suma a estas condiciones sanitarias otras medidas educativas y sociales, que deberían cumplirse para que haya un retorno a clases minimizando, en lo posible, las consecuencias de la pandemia y el abandono de los centros docentes.
La Acfiman sostiene que «en momentos en que la transmisión del COVID-19 en Venezuela es alta, recibir a los estudiantes en los planteles educativos acarrea un gran riesgo epidemiológico, no sólo para la comunidad estudiantil sino para sus familias».
Las cuatro condiciones sanitarias expresadas en los documentos son:
1. La vacunación completa del personal docente, administrativo, obrero y estudiantes.
2. El uso obligatorio y apropiado de la mascarilla en los salones y exteriores de los ambientes escolares.
3. La celebración de actividades en espacios abiertos, aireados, garantizando el distanciamiento social y alternando la asistencia de grupos pequeños en esquemas flexibles ajustados al centro educativo.
4. La implementación de un sistema de monitoreo (ya que los menores presentan mayor incidencia de contagio asintomático), a través de encuestas, que permita detectar y aislar infecciones. Además, debe permitirse a los planteles tomar las medidas necesarias a fin de detener un posible brote epidémico, suspendiendo las actividades, en caso que lo amerite.
También considera necesario garantizar el suministro de agua y electricidad, así como el mantenimiento de los sanitarios y dotar a todos de las mascarillas recomendadas (K-95), instalar dispositivos de desinfección, gel o alcohol en la entrada de las aulas, y asegurar el distanciamiento físico de los estudiantes.
Es imperioso atender la deficiencia del transporte público y la inexistencia de un sistema de transporte escolar en las escuelas oficiales con ventanas abiertas y distanciamiento entre usuarios, manteniendo el uso de mascarillas y el empleo de desinfectantes.
Se deben reactivar los programas de alimentación en las escuelas, especialmente del Programa de Alimentación Escolar (PAE), garantizando la idoneidad de la calidad nutricional de los alimentos servidos.
Ajustar la escala de salarios de maestros y profesores a la realidad nacional. En Venezuela, según el Tabulador de Salario Básico Docente del Ministerio del Poder Popular para la Educación, los maestros viven con sueldos que oscilan entre USD$ 4 y USD$ 15 al mes.
Por otro lado, es evidente que existen otros factores limitantes que inducen el regreso a clases presenciales, como la inestabilidad o inexistencia del servicio de internet, el difícil acceso a la tecnología por su alto costo y la ausencia de competencias para impartir una enseñanza que requieren de plataformas digitales, didáctica necesaria pero no adquirida por la mayoría de los docentes
Uno de los efectos perversos de la ausencia de clases presenciales tiene que ver con el abandono de los estudiantes y docentes. Se presume que para 2020 30 % de profesores y maestros dejaron de ejercer su profesión
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