Agencias | LA PRENSA LARA.- A un año de la muerte de George Floyd, los estadounidenses volvieron a salir a las calles de decenas de ciudades del país el pasado martes 25 de mayo para recordar a quien murió asfixiado por un policía en Mineápolis.
Las imágenes de Floyd siendo sometido por el agente dieron la vuelta al mundo y provocaron la mayor ola de protestas y disturbios raciales en EE.UU. desde finales de la década de los sesenta del siglo pasado tras el asesinato de Martin Luther King.
Con murales, flores y recuerdos del afroestadounidense inundaban la calle frente al establecimiento donde murió Floyd. Los manifestantes siguen pidiendo cambios significativos para acabar con los casos de brutalidad policial contra las minorías raciales, que desde la muerte de Floyd se han repetido.
El primero en hacer patente ese anhelo por parte de los sectores progresistas fue el presidente estadounidense, Joe Biden, que recibió a los familiares de Floyd en la Casa Blanca para hablar de la Ley George Floyd de Justicia en la Policía, una iniciativa que está estancada en el Congreso.
La hija de George Floyd, Gianna, fue una de las invitadas de honor en Washington DC. Sus palabras («papá cambió el mundo») durante la ola de protestas el año pasado también dieron la vuelta al mundo.
Y es que Estados Unidos «se enfrenta a un punto de inflexión», señaló el propio Biden. La condena por asesinato del agente blanco que asfixió a Floyd «fue un paso hacia la justicia, pero no podemos quedarnos ahí», instó el presidente.
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