Hildamar Chávez | LA PRENSA de Lara.- Dos curas y un jardinero se presentaron como acusados en el juicio por el abuso sexual de una veintena de niños sordos en el instituto Próvolo de Mendoza en Argentina.& ;
El juicio dio inicio este lunes, los curas Nicola Corradi (83 años), Horacio Corbacho (59 años) y el jardinero Armando Gómez (49 años), enfrentan cargos de abuso sexual, corrupción de menores y malos tratos por lo que pueden ser condenados hasta por 50 años de prisión.
El juicio se realizará a puertas cerradas y contará con 43 hechos y& ;13 testimonios de las víctimas, algunas de estas se encontraban entre los 7 y 14 años de edad al momento del abuso.& ;
Dos monjas también fueron detenidas, acusadas de haber sido partícipes necesarias en los abusos, y una de ellas es acusada también de haberlos practicado directamente.
Se estima que este proceso tenga una duración de dos meses.& ;
El sacerdote italiano, Nicola Corradi, es el principal sospechoso del caso. Anteriormente ya había sido acusado de cometer abusos sexuales en la sede central del Instituto Próvolo, en Verona, Italia.
Dichas denuncias tienen más de una década e incluso llegaron a manos de El& ;Vaticano, sin embargo, no se realizó acción alguna en contra de este manifestaron las víctimas.& ;
Fueron las autoridades argentinas las que ordenaron el cierre de la institución en 2016 y dieron captura a los sospechosos.& ;
Las primeras denuncias sobre lo que ocurría en el Instituto Provolo de Verona se dieron a conocer en 2009, gracias a una investigación del diario L’Espresso de Milán.
Un grupo de 67 exalumnos revelaron los abusos a los que habían sido sometidos entre las décadas de 1950 y 1980.
En el caso de la década de los 70 y 80 se comprobó que los abusos se cometían los sábados, porque era el «día en que disminuía el número de alumnos internados y solo quedaban los que no tenían familia».
También se reveló que los niños más grandes eran obligados a abusar de los menores mientras sus cuidadores observaban.& ;
A raíz de todos estos acontecimientos, El Vaticano inició una investigación canónica en contra de los curas e intervino el Instituto Próvolo en todas sus sedes internacionales.