EFE | LA PRENSA DE LARA.- Cientos de afganos se manifestaron este domingo para exigir a los talibanes el fin de los asesinatos extrajudiciales en la provincia norteña de Panjshir, la última de las provincias afganas que cayó bajo control de los islamistas el pasado septiembre.
«Entre cuatrocientas y quinientas personas protestaron por el asesinato de una persona sospechosa de pertenecer al Frente de Resistencia Nacional (NRF)», afirmó a Efe el comandante de seguridad de los talibanes para la región montañosa, Dad Mohammad Bataar.
«Los manifestantes trajeron el cadáver a la capital provincial de Panjshir y estaban creciendo en número», dijo la fuente, antes de señalar que los fundamentalistas se comprometieron a investigar el suceso para calmar los ánimos.
Tras capturar prácticamente sin resistencia Kabul el pasado 15 de agosto, los islamistas se hicieron con el control en septiembre del último bastión de la resistencia en Panjshir encabezada por el grupo opositor NRF.
La resistencia del NRF estuvo dirigida por Ahmad Massoud, hijo del difunto comandante afgano Ahmad Shah Massoud, «el león del Panjshir», una leyenda por haber hecho frente a los soviéticos y a los talibanes, así como por el exvicepresidente afgano Amrullah Saleh.
La de hoy es la primera gran protesta en Panjshir desde que los talibanes capturaron la provincia tras una operación para acabar con la resistencia, y los manifestantes hicieron circular en las redes sociales vídeos críticos denunciando los asesinatos extrajudiciales.
Organizaciones como Amnistía Internacional (AI) han denunciado que los talibanes cometieron crímenes de guerra en su ofensiva por tomar el poder, torturando y matando a minorías étnicas y religiosas, antiguos miembros de las fuerzas de seguridad, y a aquellos que percibieron como simpatizantes del antiguo Gobierno afgano.
La Oficina de la ONU para los Derechos Humanos denunció la semana pasada que el régimen talibán ha ejecutado al menos a 72 personas ligadas al anterior Gobierno y a sus fuerzas de seguridad, pese a la amnistía general que prometió.
Al menos otros 50 ejecutados extrajudicialmente eran miembros de la rama afgana del Estado Islámico, cuyos abusos recientes contra la población civil también fueron condenados por la oficina de la ONU.
El organismo internacional denunció los métodos brutales de tortura y ejecución, así como que algunos cadáveres fueran mostrados públicamente.
El retroceso en los derechos de mujeres y niñas en Afganistán desde la llegada de los talibanes también ha suscitado la condena internacional.
Fuente: EFE