Agencias | LA PRENSA LARA.- Más de 6 millones de iraquíes se vieron obligados a huir de sus hogares cuando los militantes de ISIS tomaron el control de grandes extensiones de territorio en 2014. Desde entonces, unos 4,8 millones de personas han regresado a sus hogares, pero más de 1,2 millones siguen siendo personas desplazadas internas.
Con 250.000 iraquíes que aún viven en campamentos después de huir del ISIS, el cierre repentino de 14 sitios a finales de 2020 obligó a muchas personas de Irak a regresar a hogares y pueblos destruidos que carecen de servicios básicos. Así lo informó el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
El reto inmediato que enfrentaban los aldeanos era cómo mantenerse por sí mismos, al no poder cultivar debido a la falta de materiales y equipos agrícolas, y sin trabajos o fuentes alternativas de ingresos. Incluso asegurar el agua fue un gran desafío: tener que depender de costosas entregas en camión que a menudo eran imposibles, cuando el único camino de tierra hacia el pueblo se convirtió en un lodazal tras las tormentas invernales.
En octubre de 2020, el Gobierno iraquí anunció el cierre repentino de 13 campamentos, que afectó a más de 34.000 residentes, y más campamentos cerraron en los meses siguientes. Si bien el regreso voluntario a su lugar de origen es lo que prefiere la mayoría, muchas de las personas afectadas por la decisión de cerrar los campamentos ahora deben lidiar con propiedades e infraestructura destruida, inseguridad y falta de empleos.
Así también, el Alto Comisionado de Refugiados informó que el órgano y sus socios proporcionan servicios esenciales como alojamiento, escuelas y atención médica a los miles de iraníes que se encuentran en campamentos.
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