María B. Jordán | LA PRENSA DE LARA – Una promesa que tampoco cumplió el gobierno de Maduro es la distribución de alimentos a través del Programa de Alimentación Escolar (PAE) a los planteles, incluso cuando las clases se desarrollaran de forma online debido a la cuarentena por la pandemia de la covid-19. Y es que son muy pocos los planteles de Lara que reciben comida, y los que si han resultado beneficiados en el último año, solo reciben granos, pasta y arroz.
La postura de los sindicatos de educación regionales y de docentes es que el PAE es excluyente porque no abarca todas las instituciones. En el caso de la escuela María Angélica Lusinchi, ubicada en la comunidad José Felix Ribas, al oeste de Barquisimeto, la última vez que recibieron el PAE fue en diciembre de 2020, mientras que hay otros planteles, como el Alberto Carnevalli, que reportan que en lo que va de año han recibido poca distribución y con alimentos limitados.
Jesús Echeverría, miembro del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación de Lara (Sutelara) dijo que desde antes de la pandemia eran constantes las denuncias que hacían referente al PAE porque su misión está dirigida en suministrar alimentación nutritiva, balanceada y de calidad pero para ese entonces en un 90% de las instituciones no funcionaba.
El profesor dijo que con la llegada de la pandemia el PAE empeoró al punto que prácticamente desapareció, porque solamente a algunas escuelas y liceos le llega la comida pero de forma esporádica y con pocos rubros.
El menú con el pasar de los años fue disminuyendo su calidad, pues antes los niños recibían su bandeja con carbohidratos, proteína, sopa, verduras y frutas, ahora con suerte distribuyen solo granos, arroz y pasta, según reseñó Cecilia Araque, directivo de las escuela María Angélica Lusinchi.
Durante los meses de vacaciones escolares del año pasado, las personas de la tercera edad y los más vulnerables de las comunidades donde están ubicadas las escuelas y liceos también eran beneficiadas con una taza de comida.
Tarea difícil
Desde que comenzó la pandemia, el gobierno exhortó a padres a organizarse junto a los directivos de los planteles para retirar los alimentos de los niños cada día, lo cual se cumplió las primeras semanas e incluso contó con la colaboración de los consejos comunales. Sin embargo, con el pasar de los días todo cambió.
Docentes explican que además de la poca distribución de alimentos, tenían que hacer magia a la hora de preparar los almuerzos, pues tampoco contaban con gas doméstico y tuvieron que cocinar a leña, como ciertamente ocurrió en la escuela Los Crepúsculos, lo cual agotaba a las madres procesadoras quienes además de meterse al fogón, debían acudir a zonas enmontadas para cortar la leña.
Aliños, aceite, sal, y algunos vegetales como tomate y cebolla, eran solicitados a los padres, de otro modo, los alimentos se hubiesen preparado solo con agua pues estos rubros no son distribuidos a través del PAE.
A la escuela Alberto Carnevalli en ocasiones llegaba leche en polvo y azúcar pero no alimentos como fororo o avena, sin embargo, para que el producto no se perdiera, las madres procesadoras preparaban atoles con harina o arroz con leche. En Fe y Alegría reparten suplementos alimenticios que son donados por organizaciones.
Echeverría lamenta que el PAE no se siga cumpliendo pues representa una tabla sobre el mar para aquellas familias cuyo poder adquisitivo no da ni siquiera para cubrir un plato de comida al día.