viernes, 22 noviembre 2024
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Niños toman las calles de la ciudad

Euseglimar González | LA PRENSA.- La presencia de los niños pi­diendo plata en las calles, cen­tros comerciales y panaderías de Barquisimeto ha aumenta­do. En cada semáforo se ven dos o tres pequeños pidiendo dinero a cada carro que se esta­ciona.

‘¡Señor, regálame 20 bolíva­res!‘, repite varias veces un ni­ño de aproximadamente 7 años en la avenida Venezuela con Bracamonte. El mismo ca­so se repite en las avenidas La­ra, Los Leones, Libertador y la redoma de El Obelisco.

Un grupo de ellos son vigila­dos por los padres o personas mayores, mientras que ellos están bajo el sol pidiendo dine­ro. También hay padres que utilizan a los menores que tie­nen alguna discapacidad moto­ra para que les den limosnas.

‘Es increíble la cantidad de ni­ños que se ven en las calles pi­diendo dinero. Pienso que eso ha incrementado debido a las vacaciones, pues cuando hay clases no se ven tantos meno­res en las calles‘, soltó Paola Monsalve, transeúnte de la avenida Venezuela.

La presencia de los niños en las calles se debe a que hay ma­dres que mientras hacen colas en los supermercados, dejan que sus hijos recorran las ca­lles, es allí donde por grupitos se ponen a pedir limosnas, quizás porque no tienen nada en el estomago y buscan que comer.

No solo los niños de la calle piden dinero, sino que traba­jan y piden comida. Algunos caen en la indigencia y se van a las bolsas de basura para revi­sarlas y ver si corren con la suerte de conseguir algún tro­zo de pan o cualquier residuo de comida.

‘Esos niños que están en las calles terminan consumiendo droga y robando, porque son hijos de nadie‘, criticó Liliana Mendoza, mientras veía a unos pequeños pidiendo en la aveni­da Libertador, cerca del centro comercial Babilón.

Los centros comerciales no se escapan de la situación que es­tán padeciendo los menores, pues en las ferias de comida se la pasan grupos de menores, vigilando la comida de los usuarios, cuando terminan de comer se les acercan y les pi­den los residuos.

‘¡Cómprame un pan, que ten­go hambre!‘, dice una jovenci­ta de unos 13 años de edad, a penas el cliente ingresa a la pa­nadería La Orquídea. En ese establecimiento se las pasan alrededor de cuatro o cinco menores, persiguen por todo el local a los consumidores pa­ra que les den dinero o les compren pan.

Kimberly Rangel, cuenta que todas las noches va a la pana­dería a comprar pan y jugo, de­talló que siempre está el mis­mo grupito de chamines en la entrada. ‘Si uno les dice que no tienes dinero, te dicen que ellos esperan a que tu pagues con tarjeta de débito‘, dijo.

En varias oportunidades, cuando funcionarios de segu­ridad junto a los protectores del derecho del niño y adoles­centes hacen operativos, se en­cuentran con que los niños que están en los semáforos limpiando los parabrisas de los carros, son explotados por los padres.

Prefectura de Iribarren, Con­sejo Municipal de Derechos del Niño, Niña y Adolescente de Iribarren (Cmdnnai) y el Consejo de Protección del ni­ño y adolescente hacen opera­tivos, pero no terminan siendo efectivos, pues los menores re­gresan de nuevo y toman las calles. Al igual que a los padres que aún cuando los entes les dan citaciones siguen incu­rriendo.

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